viernes, 31 de diciembre de 2010

Lo importante es el 2011



(Artículo publicado en el diario El Telégrafo el 31 de diciembre de 2010)


Ahora lo importante es el 2011. El balance general del 2010 está; será debatido, discutido, algunos trabajos de investigación serán publicados y los analistas políticos se romperán la cabeza intentando explicar por qué no acertaron la mayor parte del año. Lo urgente es trabajar por mejorar los puntos más sensibles de una sociedad hambrienta de desarrollo, deseosa de un 2011 enfocado en ella, no en la liturgia política de los canales de televisión y sus programas de entrevista que no terminan por resolver el problema. Un 2011, no de bonanza, sino de trabajo, de dedicación y esfuerzo, de la construcción de un país equitativo, justo, libre y autocrítico. Una construcción que no puede venir únicamente desde el Gobierno, o desde los empresarios, o desde los medios de comunicación; una construcción que debe venir desde lo personal, desde una mentalidad alejada del derrotismo, desde una convicción inmutable de superación. 

Sin duda que el 2011 tiene que velar por la seguridad. Una política de seguridad que debe ser integral. Un reto para el nuevo ministro cuya meta debe ser la reestructuración del modus operandi de la Policía. Buscamos una Policía activa, que actúe de oficio; no únicamente una Policía armada. Que no sea necesario llegar penando por el robo del vehículo, del celular, del ataque con arma blanca, del secuestro exprés de un familiar a la Policía judicial para que los efectivos tengan la gentileza de tomarle los datos a uno y que, considerando su famosa cordialidad, concluyan: “Agradezca que no lo mataron”. Un cuerpo policial que sepa aprovechar su entorno científico-académico: que existan más policías y menos uniformados. Y esto debe ser complementado, no solo con leyes efectivas, sino con jueces diligentes y un sistema carcelario propicio. Resulta imposible solucionar el problema en un año; los cambios estructurales deben ser entendidos como procesos. Pero ciertamente todo largo camino comienza con un pequeño paso. 

 El 2011 tiene que buscar mayor justicia en la distribución. Se han hecho expresas las condenas de los sectores empresariales sobre la situación económica del país. Y, sin embargo, es fácil encontrar manzanas con varios proyectos de construcción de lujo. O fue más que evidente el abarrotamiento de los centros comerciales en Navidad. Incluso se están promulgando aranceles para que se disminuya la compra de vehículos importados y solucionar el tema de tráfico en algunas ciudades. El dinero existe. Cómo llega debe ser motivo de investigación, al igual que lo debe ser la manera en que está siendo distribuida esta riqueza. Debemos ser cautos en la forma en que se crean burbujas locales y aprender a medir el bienestar, no únicamente desde la acumulación de riqueza, sino también desde un desarrollo personal sustentado en educación, en salud, en vivienda, en alimentación, en cultura y en espíritu. 

Se debe más agilidad en lo cotidiano: en el trámite, en la diligencia, en el papeleo. Debe existir una modernización también en el proceso. La burocracia debe sentirse más eficiente, más oficiosa. El oficio no puede seguir siendo una odisea entre ventanillas y servidores públicos mal encarados. No podemos seguir viviendo en el país de las firmas del funcionario que “salió un ratito” y “ya mismo ha de volver de almorzar”. 

Por su parte, la oposición deberá seguir en lo suyo. Es indispensable un contrapeso en la democracia y, para bien o para mal, este seguirá siendo el papel de la oposición. Una oposición que debe pulir sus prácticas viscerales para eventualmente llegar a un proceso político verdadero. 

Con  todo  esto debemos esperar, por sobre todas las cosas, que finalmente Barcelona  pueda  ser campeón. 

¡Feliz año 2011!

miércoles, 22 de diciembre de 2010

El tamborilero que llevo dentro


(Artículo a ser publicado en El Telégrafo el viernes 24 de diciembre de 2010)

No necesitamos amotinarnos sobre el último vestigio de felicidad fingida de una percha diezmada. No necesitamos hacer largas fila, descocer la billetera, desquiciarnos por lo que creemos indispensable y es solo un capricho pueril. No necesitamos sentarnos en las piernas de Papá Noel, comprar un árbol, abarrotarlo de luces y de paso el resto de la manzana. No necesitamos buscar la perfección en el detalle más lujoso de una opulenta cena navideña. No necesitamos comparar etiquetas, precios, tiendas, pavos, roles de pago. No necesitamos vivir deshechos de mall en mall, de novena en novena, de amigo secreto en amigo secreto, de oferta en oferta, de compromiso en compromiso. No necesitamos llevar ni oro, ni mirra, ni incienso; porque basta llenar un humilde zurrón. No necesitamos llevar ni coronas, ni tronos, ni cetros; porque basta un humilde tambor y una adoración de corazón.
                Es importante recordar que Él no nació en un palacio. Él nació en un pesebre. Él, pudiendo tenerlo todo, prefirió ser nadie. Él vino a servir, no a ser servido. Él se humilló, se desacomodó, nació para morir. ¿Cuántos nacen para morir como Él? ¿Cuántos nacen en el olvido, cuántos nacen de la miseria? Él vino por ellos y por los que los tienen así, por los discriminados y los discriminadores, y por ti y por mí. Y por la misma razón, Él murió. 
                El mejor regalo de la Navidad no se puede encontrar en los pasillos de un supermercado. El mejor regalo de la Navidad no está debajo de un árbol, no está en un Canasta Navideña, no está en el rompope y las botellas que lo sigan, no está en una limosna altiva, no está en la cantidad de novenas a las que asistamos ni en la cantidad de prédicas que escuchemos. Está adentro de nosotros. Está en recordar lo que celebramos. Recordar que Él ve la intención de nuestro corazón y no el tamaño de nuestras dádivas. Recordar el regalo de gracia y de verdad. Recordar el nacimiento del verbo. Recordar que ese verbo es amar.
                Porque Él no sólo debería ser fuente de vida para cristianos, sino también debería ser ejemplo para ateos y agnósticos. Porque fue un pastor baptista quién dijo: “Creo que la verdad desarmada y el amor incondicional tendrán la última palabra en la realidad. Esa es la razón por la cual el derecho, temporalmente derrotado, es más fuerte que el mal triunfante”. Porque esa debe ser la esencia y el espíritu de la Natividad. Porque no podemos contagiarnos por una amnesia materialista ni por un prejuicio radicalizado.
                “Donde está tu corazón, ahí está tu tesoro”, y nuestro tesoro no puede ser la superficialidad, nuestro tesoro no puede ser un canto vacío, nuestro tesoro no puede ser una cuenta bancaria o un puesto de trabajo, nuestro tesoro no puede ser un par de tragos con los amigos, nuestro tesoro no puede ser un rezo, una plegaria, una liturgia, una oración, una bendición que comience en los labios. Nuestro tesoro debe nacer en aquel por el cual estamos reunidos hoy. No debe haber más motivos.
                Que hoy no sea la celebración de un nacimiento. Que hoy sea la celebración de un renacimiento dentro de nosotros. Que hoy nos reconstruyamos desde la humildad del que nace rey sobre paja.  Que hoy entonemos una alabanza que suene como el ronco acento de un viejo tambor, que suene como un canto de amor. Que Dios nos vea gozosos ante Él y sonría. Ropoponpon… ropoponpon…

viernes, 17 de diciembre de 2010

Cogito, ergo Facebook


(Artículo publicado en El Telégrafo el 17 de diciembre de 2010)

Entre los candidatos para ganar el Man of the year de la revista Times estaban, por supuesto, Julian Assange (el George Orwell posmoderno), Lady Gaga, Barack Obama y Sarah Palin (y toda su Tea Party). Ganó el creador del tercer país más poblado del mundo: Marc Zuckerberg. Zuckerberg es el autor de un monstruo social valorado en más de $6 mil millones: Facebook. Fue el encargado de masificar la información, la vida personal; acelerar la vida un poco más, determinar la razón de existir de muchos; reducir el mundo a un comentario de estado, juzgar positivamente todo, sugerir nuestros deseos. Fue el encargado de redefinir los términos de privacidad, los comportamientos sociales, el marketing político, el merchandising. Se transformó de una herramienta de distracción, de dilación inclusive, a un modus vivendi. Ya no pensamos para luego vivir únicamente, ahora pensamos para vivir en Facebook.

Cabe recalcar que la revista Times define el Personaje del Año como una persona que influyó más, para bien o para mal, en los eventos del año. Para bien o para mal. Y esto resulta difícil de ponderar. Al fin, Facebook es únicamente una herramienta, como lo son el e-mail, el chat, Google, Wikipedia, una pistola. El fin de esta herramienta es la conectividad, una interrelación personal y digital de aquellos que no pueden hacerla directa y constantemente. Un espacio abierto para compartir, para proyectarse, no desde el anonimato, sino desde la franqueza inmensurable que viene de lo personal. Al momento de actualizar tu perfil, de colgar una foto, de comentar un estado, el internauta se confronta exclusivamente con la titilante pantalla de su computador. La presión social de pertenecer se dilata con los escandalosos números de amigos: ya perteneces; y la urgencia de preverse, aunque fuera de la manera más trivial, se plausible cuando sabes que pronto tu estado, de todas maneras, cambiará. De alguna manera, Facebook nos ha llevado a trivializar nuestras emociones. No existe mayor sentimiento que el “Me gusta”, ni mejor representación de tus convicciones que “X te sugiere que te guste…”.

No soy un aberrado tecnológico ni escapo de mi propia crítica. Yo también tengo una cuenta de Facebook. Al igual que mi esposa, todos mis amigos (los 283 que contabilizó Facebook), y otras 550 millones de personas en el mundo. Yo también he comentado una foto y otorgado el eventual “Me gusta”. Pero mis estados de ánimo no giran alrededor de una pantalla blanca y azul. Mis vivencias no son constante y perpetuamente catalogadas en mi muro. No así las vivencias de muchas personas que conozco. El otro día, en un aula, una compañera se pasó una hora y media (de clase) navegando exclusivamente por su Facebook. Y si no es a través de las computadoras, su BlackBerry servirá para el mismo propósito. Tantos comentarios sobre la vida, tan pocas vivencias. Me pregunto de dónde salen tantas experiencias cuando la mayor parte de su tiempo la dedica precisamente al Facebook. Y este parece ser el nuevo modus operandi de muchas personas.

El anonimato se ha perdido. Los voyeurs digitales, las personalidades múltiples, la personificación de lo que quisiéramos ser se han perdido. También nuestra privacidad. Ahora nos mostramos más reales. Pero nos mostramos también más superficiales, más triviales, más pueriles. La filosofía innata del interactuar humano se ha perdido de a poco. Y se seguirá perdiendo. Muchos de los comentarios sobre la nominación de Zuckerberg eran negativos. ¿Cómo no ganó Assange? Muchos de estos comentarios fueron hechos desde un perfil de Facebook.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Goodbye, Lennon


(Artículo publicado en El Telégrafo el viernes 10 de diciembre de 2010 a razón de los treinta años del asesinato de John Lennon)

Porque el viento sopla alto y vuelan nuestras mentes. Porque imaginaste un mundo mejor. Porque entre charcos de tristeza, olas de felicidad, nos llevaste a un viaje ilimitado como millones de soles a través del universo. Porque fuiste un hombre de ningún lado viviendo en una tierra de ningún lado. Porque nos sacaste a pasear, lejos de ti, en campos donde nada es real, donde filas interminables de fresa no dan paso para perder el tiempo. Porque te dejaste seducir por una chica que tuviste, o debería decir, que te tuvo. Porque recordaste lugares, aquellos que se fueron y aquellos que quedaron, con sus momentos y sus personas. Porque las amaste a todas y porque, a pesar de todos, en tu vida, la amaste (a ella) más.
Porque tuviste que esconder tu amor. ¿Dime por qué lloras? Porque ella dijo que sabía lo que era estar muerta, porque sabías lo que era estar triste, lo que nunca fue nacer. Porque viviste el día de tu vida con una pequeña ayuda de tus amigos. Porque todo lo hiciste para el beneficio del Señor K. Porque tomaste una canción triste y la hiciste mejor. Porque ella estaba familiarizada con el sentir del terciopelo y con eso entendiste que la felicidad es una pistola caliente. Porque tu mente fue un constante parpadeo, porque han sido tres semanas, porque tu mente está a punto de estallar; porque estás tan cansado. Porque la mitad de los que dijiste no tenía sentido, pero lo decías de todas maneras para llegar a ella.

Porque la querías, la querías tanto que te volvía loco. Porque cuando para mi mucho de felice corazón, questo obrigado tantamucho que canite carousel. Porque querías que te deje ser su hombre, porque querías sostener su mano. Porque supiste que el amor era más que sostener su mano, si llegabas a enamorarte de ella. Porque estabas enamorado de ella y te sentías bien. Porque la chica que te volvía loco se marchaba, tenía un ticket para irse de viaje y no le importaba. Porque a cualquier hora te podíamos llamar y estarías ahí. Porque cuando eras joven, eras más joven que ahora y no recitabas la ayuda de nadie; porque cambiaste de opinión y decidiste gritar ¡ayuda!

Porque te lo tomaste con calma, porque todos tenían algo que esconder (a excepción de ti y tu mono). Porque tu revolución no la hiciste cargando retratos del presidente Mao. Porque mientras el rey estaba en el jardín recogiendo flores y la reina pintando en el cuarto, tú no hacías más que llorar. Porque te enamoraste por primera vez y no querías que te decepcionen. Porque todo el mundo tuvo un año difícil, porque todo el mundo tuvo buenos momentos, porque todos vimos el Sol. Porque viajaste en uno después del 909. Porque supiste que no era fácil, supiste lo difícil que podía ser; porque de seguir así te iban a crucificar. Porque nos conociste y te conocimos. Porque lo único que nos dijiste fue que seamos libres. Porque nos recordaste que lo único que necesitamos es amor.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Invitación para "Catador de Arenas"

Estimados cibernautas:

Hago extensa la presente invitación a la presentación del libro de Marcelo Baez, "Catador de arenas". Espero que se animen y se hagan presentes en el acto. Ahí nos vemos.

viernes, 3 de diciembre de 2010

WikiLeaks: diplomacia, espionaje y Kintto Lucas


(Artículo publicado en El Telégrafo el 3 de diciembre de 2010)

Resulta difícil imaginar a un diplomático a la  James Bond, especialmente cuando los diplomáticos de carrera llegan a serlo después de como treinta años de servicio. En todo caso serían los Sean Connery de los James Bond, pero si se le ocurriera a Connery hacer las de Bond hoy. Y, sin embargo, el embajador tiene algo de espía y algo de host. Aquellos vistosos cocteles en casas lujosísimas terminan siendo un banquete de chismes, medio beodos, medio jactanciosos, decididamente destinados a ser incluidos en el próximo informe. Nada es gratuito y nada es obviado, la vida del diplomático termina siendo, de las funciones gubernamentales, la más seria. Y, además, no faltan aquellos que lo hagan con un poco de humor. O por lo menos eso es lo que nos dejan entrever los cables filtrados por WikiLeaks.

Los embajadores carentes de diplomacia, como son los autores que ahora pueblan las páginas de wikileaks.org, no se parecen a los diplomáticos políticamente correctos con sonrisas indelebles y esencialmente respetuosos. Los embajadores de wikileaks.org son una genial mezcla entre Graham Greene y Marcel Proust: realistas, provocadores, humorísticos, ingeniosos. ¿Quién podría describir mejor al presidente ruso, Dmitri Medvedev, aquel que “hace las de Robin para el Batman de Putin”? ¿O al presidente Sarkozy como “susceptible y autoritario”? ¿Berlusconi como “irresponsable, vano e ineficaz como un líder europeo moderno? El presidente de Zimbabue es catalogado como “un viejo loco” y hay una interesante acotación sobre la manera en que el presidente de Libia viaja con una “rubia voluptuosa” que se hace pasar por su “enfermera ucraniana”. La mayor exploración literaria está dada por el cable MOSCOW 009533, de agosto 2006, que bajo el título “Boda caucásica” despliega un magnífico reporte acerca del casamiento entre el jefe de una compañía estatal petrolera y un miembro del Duma (parlamento). En este cable encontrarán todo lo que contiene un best seller: alcohol, mujeres, armas y fiestas de tres días de duración.   

Lo que no podemos esperar de los Estados Unidos es mejor diplomacia. Además de lo descrito, los cables también están llenos de soberbia y delirios de grandeza. Lo que probablemente suceda es un hermetismo draconiano por parte de los servicios diplomáticos o más whisky y menos agua en los vasos de los embajadores. Los agregados/ industriales/ asambleístas/ reyes/ etc., mantendrán su distancia, so pena de ser expuestos eventualmente en el ciberespacio. 

Esas vistosas recepciones se convertirán en degustaciones de bocadillos y no los ostentosos centros de espionaje light que fueron hasta el fatídico día en que al señor Julian Assange se le ocurrió hacer pública esa información. Porque, además de las ínfulas de los diplomáticos estadounidenses, los cables no revelan nada nuevo.  Estados Unidos está preocupado de salvaguardar su influencia en el mundo. Me preocuparía si no fuera así. La postura de los Estados Unidos, sus actitudes y sus aspiraciones, son vox pópuli y son, además, consecuentes con sus actos. A menos de que uno de los cables revele que el accidente de Jaime Roldós fue un “accidente”, cualquier información que podamos obtener de estos será una simple confirmación de la manera en que los Estados Unidos nos siguen viendo como su “patio trasero”. El señor Assange, más allá de lo que implore su madre, deberá ser juzgado por un delito mientras nosotros nos seguimos deleitando de su botín. 

Y al vicecanciller Kintto Lucas: Espere a que sus opiniones sean filtradas. Mejor ser conocido como un héroe en WikiLeaks y no como el desautorizado del Presidente.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Justicia petrolera

(Artículo publicado en El Telégrafo el viernes 26 de novimebre de 2010)

La justicia petrolera tiene sus matices. La justicia petrolera no es únicamente una renegociación de los contratos petroleros. Eso es únicamente el inicio. Son importantes estos primeros pasos. Nos devuelven el control sobre lo que es nuestro. Y digo nuestro, porque es imperante dejar de separar a la persona, al individuo, del Estado. Control no necesariamente físico, pero sí el control sobre los destinos que se quieran dar a los campos petroleros. Ya no estamos a merced de las petroleras. Tampoco es poner a las petroleras a merced nuestra. Es, precisamente, dar a cada quien lo que le corresponde: justicia.
La justicia petrolera es expansible. La justicia petrolera se proyecta hacia los más diversos estamentos estatales: carreteras, hospitales, escuelas, vivienda, producción y el saneamiento del aparato administrativo. La justicia petrolera debería, a su vez, proyectar esa riqueza, esa abundancia casi ostentosa, en las provincias de donde se está extrayendo el petróleo. Algo que no ocurrió durante los primeros treinta años de exploración y explotación petrolera. Lo que sí ocurrió fue un atentado contra la naturaleza y un desinterés completo por cualquier tipo de responsabilidad empresarial.
La justicia petrolera es algo transitorio. Nuestra dependencia del petróleo debe ser disminuida a través del propio petróleo. La riqueza que nos genera el petróleo hoy, puede ser el desmoronamiento económico del mañana. No podemos seguir viviendo de un mercado especulativo, especialmente cuando en ese mercado somos considerados marginales. Es imperante buscar alternativas a nuestra dependencia. Y las alternativas no son el ITT. El ITT es una gran iniciativa, altruista como pocas. Pero con cheques simbólicos no se paga a los maestros. El ITT, como mucho, ha mostrado las deficiencias como “fund raisers” de la Sra. Baki y la Ministra de Patrimonio.

La justicia petrolera debe llevarnos hacia una nueva visión del rol del Estado. Olvidarnos de un Estado que busca regalos y agradece de antemano al interés de inversor extranjero. La justicia petrolera tiene que recordarnos que estas son negociaciones. Que las petroleras no son juntas de beneficencia y que el Estado no tiene por qué rendirle pleitesías. Como diría Manolito: frialdad empresarial. A su vez, debemos buscar nuevos campos de inversión, nuevas fuentes de recursos que nos permiten pensar en la justicia petrolera como un fenómeno de transición.
Hace poco escuché al economista Mauricio Pozo mostrar sus dudas acerca del presupuesto del Estado y el gasto público y la necesidad de ahorrar. También lo escuché hablar sobre la necesidad de reactivar la economía. Estoy convencido de que la inversión vial, la inversión en salud y, por sobre todo, la inversión en educación es la chispa que reactiva la economía, es ahorrar. El empresario ecuatoriano quiere mano de obra barata, pero espero que sobre esta, quiera mano de obra calificada, tecnificada. Dejar de lado las utilidades absurdas de las décadas anteriores y generar valor agregado, únicamente posible a través de un trabajador capacitado, educado. Estos son los alcances de la justicia petrolera.
La justicia petrolera tendrá sus detractores. Habrá quienes digan que estuvieron mal negociados los contratos, que esta postura es peligrosa y vista con recelo por el inversionista extranjero. La justicia petrolera deberá prevalecer. La justicia petrolera deberá seguir su rumbo, buscar los nuevos espacios, eventualmente disminuir su importancia. La justicia petrolera tiene que ser un cambio de idiosincrasia, un cambio de lógica. La justicia petrolera tiene que ser el inicio y no el fin.

martes, 23 de noviembre de 2010

Is Hell exothermic?

Porque en esta vida es necesario reir (aunque nos obligue la Constitución, como dice un querido profesor mío), aquí está una pequeña ocurrencia.


Subject: Is Hell exothermic?

The following is an actual question given on a University of Washington chemistry mid-term. The answer by one student was so "profound" that the professor shared it with colleagues, via the Internet, which is, of course, why we now have the pleasure of enjoying it as well.

Bonus Question: Is Hell exothermic (gives off heat) or endothermic (absorbs heat)?
Most of the students wrote proofs of their beliefs using Boyle's Law (gas cools when it expands and heats when it is compressed) or some variant. One student, however, wrote the following:

First, we need to know how the mass of Hell is changing in time. So we need to know the rate at which souls are moving into Hell and the rate at which they are leaving. I think that we can safely assume that once a soul gets to Hell, it will not leave. Therefore, no souls are leaving.
As for how many souls are entering Hell, let's look at the different Religions that exist in the world today. Most of these religions state that if you are not a member of their religion, you will go to Hell. Since there is more than one of these religions and since people do not belong to more than one religion, we can project that all souls go to Hell.
With birth and death rates as they are, we can expect the number of souls in Hell to increase exponentially. Now, we look at the rate of change of the volume in Hell because Boyle's Law states that in order for the temperature and pressure in Hell to stay the same, the volume of Hell has to expand proportionately as souls are added.
This gives two possibilities:
1. If Hell is expanding at a slower rate than the rate at which souls enter Hell, then the temperature and pressure in Hell will increase until all Hell breaks loose.
2. If Hell is expanding at a rate faster than the increase of souls in Hell, then the temperature and pressure will drop until Hell freezes over.
So which is it?
If we accept the postulate given to me by Teresa during my freshman year
that, "it will be a cold day in Hell before I sleep with you” and take into account the fact that I slept with her last night, then number 2 must be true, and thus I am sure that Hell is exothermic and has already frozen over. The corollary of this theory is that since Hell has frozen over, it follows that it is not accepting any more souls and is therefore, extinct...leaving only Heaven thereby proving the existence of a divine being which explains why, last night, Teresa kept shouting "Oh my God."
THIS STUDENT RECEIVED THE ONLY "A"

viernes, 19 de noviembre de 2010

Manipulando los sistemas democráticos

(Artículo publicado en El Telégrafo el 19 de noviembre de 2010)

     Ileana Ros-Lehtinen, republicana nacida en La Habana y quien ahora preside el Comité de Asuntos Exteriores en el Congreso de los EE.UU., dijo que “los líderes de la ALBA han manipulado los sistemas democráticos para servir sus propios propósitos autócratas y tienen un peligroso comportamiento”. ¿Ahora resulta que nosotros hemos manipulado los sistemas democráticos?

     Después del costosísimo derramamiento de petróleo en el Golfo de México los republicanos se negaron a cambiar el tope de 75 millones de dólares por responsabilidad en impactos ambientales y sociales de las petroleras. Estas compañías, en el primer cuarto de 2010, tuvieron ganancias de más de 24 mil millones de dólares. British Petroleum, causante del derramamiento, estima que los daños ascienden a más de 6 mil millones de dólares. Anticipándose a este intolerable desperdicio, en 2002 George W. Bush envió una misión exploradora a Medio Oriente en busca de nuevas fuentes de petróleo barato. Lo hizo bajo la consigna “lucha global contra el terrorismo”. Somos nosotros, sin embargo, los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

      El bloque republicano, históricamente, ha buscado la limitación en los alcances del sistema de seguridad social en los Estados Unidos, incluyendo amplios beneficios para las aseguradoras privadas y reducidos beneficios para el sistema de salud pública. En el Ecuador se ha buscado ampliar las pensiones jubilares y se ha invertido más 1.500 millones de dólares en salud. Y, sin embargo, somos nosotros los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

      En octubre de 2001 se aprobó el USA PATRIOT Act. Esta ley limitaba expresamente las libertades civiles y atentaba contra los derechos humanos, además de permitir al Gobierno interferir cualquier tipo de comunicación (llamadas, e-mails, correspondencia, etc.) y de revisar el domicilio de cualquier ciudadano sin una orden judicial, entre otros. En el Ecuador se creó un quinto poder de participación ciudadana. Sin embargo, somos nosotros los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

      El Gobierno de Estados Unidos construyó un muro en la frontera con México. Un muro. Como el muro de Berlín o el muro de Gaza. La política norteamericana de “clear, hold, build” (limpiar la zona, posesionarse de la zona y construir en la zona; en ese orden) para la lucha antinarcóticos y antiterrorismo ha sido llevada por Afganistán (donde ha fracasado), Irak (donde ha fracasado), México (donde ha fracasado) y Colombia (donde ha fracasado). El Ecuador es el país que más inmigrantes con estatus de refugiados recibe en el mundo, la mayoría de Colombia, muchos de ellos desplazados por las fumigaciones de glifosato. Pero somos nosotros los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

       La Coca-Cola Company es la única industria en los Estados Unidos con licencia para importar la hoja de coca desde Bolivia y Perú. EE.UU. ha penalizado la producción de hoja de coca. También ha tenido embargado a Cuba por cincuenta años. El adalid del libre comercio mundial tiene subsidios multimillonarios y aranceles protegiendo la industria local. Los paladines del capitalismo y el mercado de divisas quebraron al mundo hace dos años. El Ecuador busca tratados de libre comercio que sean justos. A lo mejor por eso somos nosotros los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

       Bajo la política de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, todas las intervenciones norteamericanas en el mundo han tenido como prioridad los intereses estadounidenses. La democracia ha sido siempre secundaria. ¿Por qué, entonces, señora Ros-Lehtinen, somos nosotros los que servimos propios propósitos autócratas y tenemos un peligroso comportamiento?

viernes, 12 de noviembre de 2010

¿Y el candidato Obama? (II)

(Artículo publicado en El Telégrafo el viernes 12 de noviembre de 2010)

Una semana después de las elecciones de mitad de  período en los Estados Unidos, el partido demócrata perdió 60 puestos en el Congreso (y su mayoría) y 6 puestos en el Senado. Hay algunos que incluso comienzan a extrañar a George W. Bush. Y no necesariamente por su política internacional. De seguir siendo presidente, seguramente los EE.UU. ya estarían en guerra con Irán y Corea del Norte y, quién sabe, incluso Portugal. Se lo extraña porque, gracias a su gestión, los demócratas lograron recuperar la mayoría en el Congreso (mayoría que había favorecido a los republicanos desde 1995). La insípida gestión del presidente Obama, insípida ante la opinión pública, ha terminado con las ilusiones de sus votantes y con una disconformidad generalizada ante una situación que se ha degenerado en los últimos dos años. 
“El presidente Obama debe retomar 
la fogosidad del candidato y plasmarla en su gestión”
El presidente Obama llegó a la presidencia anunciando que recuperaría Washington. Que despojaría a la capital de los washingtonians, los viejos políticos y los lobbies, y sería una vez más el momento para la reivindicación civil dentro del funcionamiento y toma de decisiones del Estado. No sucedió. No solo que los washingtonians no fueron despojados, sino que se permitió al afianzamiento de una visión republicana extrema, el Tea Party, con una posición casi retrógrada y decididamente antiecológica. Esto en solo dos años. Es hora de que vuelva el candidato Obama. 

 El candidato Obama era convincente. El candidato Obama se alejó, ventajosamente, de la fórmula de su predecesor. Para salir de la crisis económica no exhortó a los conciudadanos a irse de compras o a confiar en el Gobierno e invertir, invertir e invertir. En su lugar, apeló a la virtud. Un discurso fogoso que empujaba al estadounidense a trabajar con responsabilidad social, a ser virtuoso en el desempeño de este trabajo, ya sea conserje o CEO. Lastimosamente no hubo trabajo para llenar con virtud. El candidato Obama también habló de una reforma integral para los migrantes. El candidato Obama se ganó el aprecio, y voto, de millones de hispanos. Sin embargo, el presidente Obama no ha logrado concretar ni una mínima sensación de optimismo dentro del tema migratorio. Es más, en Arizona se aprobó una ley antimigrantes. 

 No todo está perdido para el presidente Obama. En las elecciones de mitad de período de 1994, Bill Clinton vio cómo la mayoría demócrata del Congreso desaparecía después de 40 años de hegemonía. Y, sin embargo, Bill Clinton fue reelecto. ¿Podrá el presidente Obama crecer en el gigante político que fue Bill Clinton? Lo que Clinton sabía, y algo que todavía no parece cuajar dentro de la visión política de Obama, era la importancia de saber colarse por las intrincadas redes de los lobbies y el Congreso. Sin este conocimiento y la voluntad de adquirirlo, el presidente Obama está sentenciado a pasar los siguientes dos años de espectador. 

 Los dos años que le quedan de período al presidente Obama estarán divididos entre las pugnas con un Congreso poco deseoso de pactar y una carrera feroz por la reelección. El presidente Obama debe finalmente asimilar la importancia y el poder del Congreso. Debe retomar la fogosidad del candidato y plasmarla en su gestión. Si quiere demostrar su habilidad para “llevar un cambio real a Washington” es necesario que retome aquella pasión olvidada y busque pragmatismo dentro de su gestión. Es necesario que recuerde que la esperanza no puede ser únicamente un eslogan de campaña.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Nestor y lo que viene

(Un análisis balanceado y acertado de Mempo Giardinelli de lo que fueron y serán las secuelas de la muerte del ex presidente Kirchner)


Escribo esto en caliente, en la misma mañana de la muerte anunciada de Néstor Kirchner, y ojalá me equivoque. Pero siento dolor y miedo, y necesito expresarlo.

Pienso que estos días van a ser feísimos, con un carnaval de hipocresía en el Congreso, ya van a ver. Los muertos políticos van a estar ahí con sus jetas impertérritas. Los resucitados de gobiernos anteriores. Los lameculos profesionales que ahora se dicen "disidentes". Los frívolos y los garcas que a diario dibujan Rudi y Dany. Todos ellos y ellas. Caras de plástico, de hierro fundido, de caca endurecida. Aplaudidos secretamente por los que ya están emitiendo mailes de alegría feroz.

Los veremos en la tele, los veo ya en este mediodía soleado que aquí en el Chaco, al menos, resplandece como para una mejor causa.

Nunca fui kirchnerista. Nunca vi a Néstor en persona, jamás estuve en un mismo lugar con él. Ni siquiera lo voté en 2003. Y se lo dije la única vez que me llamó por teléfono para pedirme que aceptara ser embajador argentino en Cuba.

Siempre dije y escribí que no me gustaba su estilo medio cachafaz, esa informalidad provocadora que lo caracterizaba. Su manera tan peronista de hacer política juntando agua clara y aceite usado y viscoso.

Pero lo fui respetando a medida que, con un poder que no tenía, tomaba velozmente medidas que la Argentina necesitaba y casi todos veníamos pidiendo a gritos. Y que enumero ahora, porque en el futuro inmediato me parece que tendremos que subrayar estos recuentos para marcar diferencias.

Fue él, o su gobierno, y ahora el de Cristina:

—El que cambió la política pública de Derechos Humanos en la Argentina. Nada menos. Ahora algunos dicen que estar "hartos" del asunto, como otros criticaron siempre que era una política más declarativa que otra cosa. Pero Néstor lo hizo: lo empezó y fue consecuente. Y así se ganó el respeto de millones.

—El que cambió la Corte Suprema de Justicia, y no importa si después la Corte no ha sabido cambiar a la justicia argentina.
          
—El que abrió los archivos de los servicios secretos y con ello reorientó el juicio por los atentados sufridos por la comunidad judía en los '90.

—El que recuperó el control público del Correo, de Aguas, de Aerolíneas.
          
—El que impulsó y logró la nulidad de las leyes que impedían conocer la verdad y castigar a los culpables del genocidio.

—El que cambió nuestra política exterior terminando con las claudicantes relaciones carnales y otras payasadas.

—El que dispuso una consecuente y progresista política educativa como no tuvimos por décadas, y el que cambió la infame Ley Federal de Educación menemista por la actual, que es democrática e inclusiva.

—El que empezó a cambiar la política hacia los maestros y los jubilados, que por muchos años fueron los dos sectores salarialmente más atrasados del país.

—El que cambió radicalmente la política de Defensa, de manera que ahora este país empieza a tener unas Fuerzas Armadas diferentes, democráticas y sometidas al poder político por primera vez en su historia.

—El que inició una gestión plural en la Cultura, que ahora abarca todo el país y no sólo la Ciudad de Buenos Aires.
          
—El que comenzó la primera reforma fiscal en décadas, a la que todavía le falta mucho pero hoy permite recaudaciones récord.

—El que renegoció la deuda externa y terminó con la estúpida dictadura del FMI. Y por primera vez maneja el Banco Central con una política nacional y con record de divisas.
          
—El que liquidó el infame negocio de las AFJP y recuperó para el Estado la previsión social.
          
—El que con la nueva Ley de Medios empezó a limitar el poder absoluto de la dictadura periodística privada que todavía distorsiona la cabeza de millones de compatriotas.

—El que impulsó la Ley de matrimonio igualitario y mantiene una política antidiscriminatoria como jamás tuvimos.

—El que viene gestionando un crecimiento económico de los más altos del mundo, con recuperación industrial evidente, estabilidad de casi una década y disminución del desempleo. Y va por más, porque se acerca la nueva legislación de entidades bancarias, que terminará un día de estos con las herencias de Martínez de Hoz y de Cavallo.

Néstor lo hizo. Junto a Cristina, que lo sigue haciendo. Con innumerables errores, desde ya. Con metidas de pata, corruptelas y turbiedades varias y algunas muy irritantes, funcionarios impresentables, cierta belicosidad inútil y lo que se quiera reprocharles, todo eso que a muchos como yo nos dificulta declararnos kirchneristas, o nos lo impide.

Pero sólo los miserables olvidan que la corrupción en la Argentina es connatural desde que la reinventaron los mil veces malditos dictadores y el riojano ídem.

De manera que sin justificarle ni un centavo mal habido a nadie, en esta hora hay que recordarle a la nación toda que nadie, pero nadie, y ningún presidente desde por lo menos Juan Perón entre el 46 y el 55, produjo tantos y tan profundos cambios positivos en y para la vida nacional.

A ver si alguien puede decir lo contrario.

De manera que menudos méritos los de este flaco bizco, desfachatado, contradictorio y de caminar ladeado, como el de los pingüinos.
          
Sí, escribo esto adolorido y con miedo, en esta jodida mañana de sol, y desolado también, como millones de argentinos, un poco por este hombre que Estela de Carlotto acaba de definir como "indispensable" y otro poco por nosotros, por nuestro amado y pobrecito país.
          
Y redoblo mi ruego de que Cristina se cuide, y la cuidemos. Se nos viene encima un año tremendo, con las jaurías sedientas y capaces de cualquier cosa por recuperar el miserable poder que tuvieron y perdieron gracias a quienes ellos llamaron despreciativamente "Los K" y nosotros, los argentinos de a pie, los ciudadanos y ciudadanas que no comemos masitas envenenadas por la prensa y la tele del sistema mediático privado, probablemente y en adelante los recordaremos como "Néstor y Cristina, los que cambiaron la Argentina".

Descanse en paz, Néstor Kirchner, con todos sus errores, defectos y miserias si las tuvo, pero sobre todo con sus enormes aciertos. Y aguante Cristina. Que no está sola.
          
Y los demás, nosotros, a apechugar. ¿O acaso hemos hecho otra cosa en nuestras vidas y en este país? •


¿Y el candidato Obama? (I)

(Artículo publicado en El Telégrafo el 6 de noviembre de 2010)


Con las elecciones de mitad de periodo por acabarse y una inminente y feroz derrota de los demócratas para el Congreso y el Senado, el Señor Obama seguramente está intentando descifrar su estrategia para gobernar en los siguientes dos años; dos años terribles para un presidente con un popularidad a la baja, bien al baja, y un Congreso dispuesto a quitarle hasta el escritorio de su oficina. El abrumador fracaso de las elecciones para los demócratas no es gratuito. La percepción del estadounidense medio es que no había empleo y que, dos años después, todavía no hay. La percepción del estadounidense medio, errada a mi criterio, es que el nuevo plan de salud aprobado por esta administración le dará cierto aire soviético pre-caída muro del Berlín al sistema de salud. La percepción del estadounidense medio, y la del mundo, es también la de un presidente distante, frio, arrogante. ¿Dónde quedó el Obama candidato? ¿Se habrá tomado muy a pecho lo que alguna vez dijo la ex súper estrella demócrata y ex gobernador de Nueva York, Mario Cuomo: “Hacemos campaña en poesía, gobernamos en prosa”?
Y frente a la avalancha política que se le viene encima al Presidente Obama nosotros nos preguntaremos: ¿y qué? Resulta que, pese a cualquier intento desesperado de mostrarnos anti-Estados Unidos o buscar ampliar nuestras relaciones diplomáticas hacia países que se han mostrado poco afines a estos, nuestro principal mercado sigue estando en los Estados Unidos. No solo eso, sino que además los Estados Unidos siguen manejando muchas de las organizaciones internacionales a los cuales pertenecemos y de los cuales somos prestatarios. Por lo tanto, un desplome en la economía norteamericana supondría un desplome en nuestras exportaciones y un cambio de política en el Congreso de los EEUU supondría un cambio de política en varios organismos internacionales. Más allá de eso, la administración de Obama se ha mostrado, en discurso, abierta a cambiar las relaciones Estados Unidos – América Latina y, en obras, ha mostrado cierta simpatía por el votante hispano. Esto en un país cuya política migratoria en los últimos años ha sido, de la boca del ex presidente Bush, “cero tolerancia”.           
Yo he sido un crítico de la administración de Obama. Su postura en el conflicto iraquí ha sido contraria a su Nobel de la Paz, y su intento por establecer conversaciones de paz entre Israel y Palestina ha sido bochornoso. También que su visión de cambiar la imagen de los Estados Unidos ante la comunidad internacional (con un giño especial hacia América Latina) ha sido un completo fracaso. Pero igualmente veo su política económica como la única salida para evitar el desplome definitivo del mercado estadounidense y lo que algunos perciben como una estalinista socialización y reforma del sistema de salud, yo percibo como una adecuada socialización y reforma del sistema de salud. 
Uno de los mayores inconvenientes de esta desilusión por parte del electorado norteamericano es el fortalecimiento de la imagen de la ex candidata a vicepresidenta, Sarah Palin. Está impresionante mujer es conocida, entre otras cosas, por ser una miembro destacada de la Asociación Nacional del Rifle (aquellos que aseguran que “la armas no matan a la persona, las personas matan a las persona”) y por haber acuñado la frase: “los líderes de nuestra nación están mandado soldados a Irak en un misión que es de Dios”, eliminado por completo cualquier reforma liberal y dejando abierta la puerta para una nueva Guerra Santa. Inconveniente que se presenta poco alentador para cualquier agenda nueva que hubiéramos querido, como América Latina, establecer con los EEUU. Por el momento, más de lo mismo.  

viernes, 29 de octubre de 2010

Mi decisión

(Publicado en El Telégrafo el 29 de octubre del 2010)

Mi decisión, mi acto voluntario y declarativo, subjetivo y parcial, es creerle al Presidente. Es creer que un secuestro no es únicamente aquellos magníficos montajes que se ven en la televisión. Es creer que usar las armas para atacar al representante de lo que has jurado proteger (y por lo cual te pagan) es, por usar términos extremadamente livianos, inadecuado. Es creer más en los hechos y menos en la especulación. Es creer que los medios, subjetivos, parciales, viscerales y libres de opinar, no tienen la verdad, tienen su verdad. Es creer que el 30 de septiembre fue más que un confuso enfrentamiento policial. Es creer más en una autoridad democráticamente elegida que en un corresponsal del Washington Post, que se encontraba en Washington y es republicano. Es creer en las perforaciones de balas, en el audio de la Central de Radio Patrulla, en las imágenes de policías iracundos, en los muertos. Esa es mi decisión: respetuosa, intransferible, imperfecta, pero mía.   

 Mi decisión también es creer en la libertad de prensa, y que esa libertad, que debe ser ejercida con responsabilidad como todas las libertades, puede ser, y es, usada para atacar al Presidente, quien ha “cuarteado la libertad de prensa”. Es mi decisión creer en las contradicciones. Es mi decisión creer que no hay prensa independiente, porque todos somos esclavos de nuestras decisiones. Es mi decisión pensar que ciertos sectores de la prensa representan la inconformidad de un grupo social, en su pleno derecho de hacerlo, pero que este grupo social es muy reducido. Es mi decisión dejar de leer al señor Palacio o al señor Gómez Lecaro (o El Universo en general), porque siempre hablan de lo mismo, con el mismo cinismo y la misma irracionalidad; es mi decisión pensar que alguna vez debieron acertar en sus divagaciones, pero fue mi decisión, hace mucho tiempo, dejar de leerlos. Es mi decisión estar de acuerdo con el señor Guido Calderón, colega columnista, cuando opina “que la prensa independiente está abatida hasta la médula, ya que no la dejaron conducir el golpe de Estado como en otras ocasiones”. Y es mi decisión pensar que un medio de comunicación sí es un negocio, al igual que un hospital o un colegio, pero que en este Ecuador no existe una ética del comerciante. 

 Es mi decisión esperar más de la oposición. Es mi decisión esperar más de los asambleístas, de los ministros, del Presidente. Es mi decisión esperar más de los medios de comunicación, de la industria, de los movimientos sociales, de los partidos políticos, de las ONG, del clero, de la administración pública y de los programas de farándula. Es mi decisión exigir más de mí, porque un país no se construye desde la mediocridad. 

 Es mi decisión creer que, para lograr un cambio, aquello que tanto hemos anhelado por tanto tiempo, se deben cambiar las relaciones de poder. Mi decisión es pensar que siempre hay quienes ejercen una dominación dentro de la organización del Estado, pero que este no puede ser ni único, ni perpetuo, ni egoísta, ni haberse equivocado tanto en buscar la concordancia entre el interés personal y el colectivo. Es mi decisión pensar que el Gobierno no es únicamente el Presidente, y la Revolución Ciudadana no es únicamente un eslogan. Es mi decisión pensar que este sí es un gobierno de cambio. Es mi decisión pensar que es un gobierno imperfecto, pero también es un gobierno humano. Es mi decisión pensar que se ha acertado y se ha errado. Es mi decisión criticar lo errado, pero también es mi decisión quedarme con lo bueno.

viernes, 22 de octubre de 2010

Democracia de bufones (II)

(Artículo publicado en El Telégrafo el 22 de octubre del 2010)

En su Política, Aristóteles concluye que “se puede ser buen ciudadano sin poseer la virtud por la cual el hombre es bueno”. Yo estoy convencido de la bondad del hombre, ya sea que nazca de la naturaleza, de la religiosidad, del afán de supervivencia, del temor o de un contrato social. ¿Son todos los hombres buenos? No. Es difícil, sin embargo, encontrar ese enemigo público odiado hasta por la madre. No así de los ciudadanos. No así de un comprometimiento con la vida dentro de la cosa pública. La participación activa ha sido una tarea, desde siempre, recomendada para el otro y el otro nunca es bueno. Y no hablo de la nueva participación tecnocratizada que se hace desde los ensayos de escritorio, las abstracciones metafísicas y las añoranzas por lo bueno que fue; hablo de una participación comprometida y consciente dentro del proceso de democratización de Estado, hablo de una militancia activa, no compuesta únicamente por los viejos caudillos políticos, los dirigentes gremiales y los oportunistas, sino determinada por cada uno de los ciudadanos. Militancia que no debe ser entendida exclusivamente como un asiento de elección pública; militancia que debe ser desde todo grupo social a manera de control y veeduría, de una crítica cavilada, y no de refunfuñería de sobremesa.
El problema es la tergiversación de la política. Más allá de la politiquería y el circo mediático en que algunos de nuestros gobernantes han convertido a las instituciones públicas, más allá de los bufones televisados y los entrevistados populares, más allá del chisme y la mala fe; la política como ciencia y destreza, la política como mediación y resolución, la política como ideología y pragmatismo, la política como arte ha perdido aquel valor innato que posee una necesidad humana. La política es ahora una mezcla perversa entre corrupción y malos hábitos. Se cree que hacer política es demandar que se cumplan nuestras peticiones so pena de paro. Se cree que política es desautorizar por un afán de oposición. Se cree que política es un insulto y una piedra. Se cree que política es de malos y no de inteligentes. Ha muerto de indiferencia el animal político.
Los estudiantes universitarios están más interesados en un mundo “marketingerizado” y en el Santo Grial del dinero fácil, que en las instancias que gobiernan su país. Ya no existe aquella reverencia de antaño por los cargos públicos (justificado por los personajes que han acompañado a esas curules).
¿Por qué los jóvenes están más seducidos por las Ciencias Empresariales, por la Administración de Empresas, por el Marketing y por la televisión que por las Ciencias Políticas? ¿Será acaso la memoria colectiva de insultos aplaudidos y de vicios masculinos? ¿Serán las tarimas, las camisetas, las casas de caña con paredes pintadas de Vote todo? ¿Serán las coimas, los excesos, el amarre, el nepotismo? ¿O será una vida entera de escuchar que nuestra política es una porquería? ¿Será la comodidad de la crítica sin acción? ¿Será la facilidad de un voto en blanco, de un periódico maldecido y de una vida de espectador?

Como asegura mi amigo Harry Dorn, hoy en día lo importante es el celular, el auto, la computadora, y, por supuesto, la moda, retrocediendo con pasos agigantados a la época del Homo faber en detrimento del Homo sapiens. No es suficiente estremecerse ante una democracia de bufones. Debemos ser buenos ciudadanos, además de buenas personas. Debemos demandar de nuestros representantes ser buenos ciudadanos. Así como exigimos calidad en nuestra educación, salud, transporte, exijamos calidad de los asambleístas, ministros, alcaldes, jueces y presidentes. Debemos revivir el animal político, aún más si queremos ser también parte de la solución. Debemos recordar las palabras de John Adams cuando decía: “Yo estudio política […] para que mis hijos tengan la libertad de estudiar matemáticas y filosofía”.

martes, 19 de octubre de 2010

"El fútbol tiene poesia" por Mario Vargas Llosa



Una exquisita reflexión futbolera del flamante Premio Nobel  


Los pueblos necesitan héroes contemporáneos, seres a quienes endiosar. No hay país que escape a esta regla. Culta o inculta, rica o pobre, capitalista o socialista, toda sociedad siente esa urgencia de entronizar ídolos de carne y hueso ante los cuales quemar incienso. Políticos, militares, estrellas de cine, deportistas, cocineros, play boys, grandes santos o feroces bandidos, han sido elevados a los altares de la popularidad y convertidos por el culto colectivo en eso que los franceses llaman con buena imagen los monstruos sagrados. Pues bien, los futbolistas son las personas más inofensivas a quienes se puede conferir esta función idolátrica. Ellos son, claro está, infinitamente más inocuos que los políticos o los guerreros, en cuyas manos la idolatría de las masas se puede convertir en un instrumento terrible y el culto del futbolista no tiene las miasmas frívolas que encarecen siempre la deificación de la artista de cine o de la musaraña de sociedad. El culto al as del balompié dura lo que su talento futbolístico, se desvanece con éste. Es efímero, pues las estrellas de fútbol se queman pronto en el fuego verde de los estadios y los cultores de esta religión son implacables: en las tribunas nada está más cerca de la ovación que los silbidos.

viernes, 15 de octubre de 2010

Un premio a la libertad

(Publicado en El Telégrafo el 15 de octubre de 2010)

Lo que más nos alegra, como latinos, acerca de los galardonados por el Premio Nobel es que finalmente Mario Vargas Llosa recibió aquel que le parecía más esquivo. Reconocimiento merecidísimo por una vida prolífica en las letras y, por sobre todo, artísticamente envidiable. Lo que más nos conmovió, sin embargo, fue aquel grito de disidencia, grito de libertad, de paz, que retumbo desde las cárceles de Jinzhou en Liaoning, provincia de China. Un grito que nos hace recordar que aquella China represiva, autoritaria y quasidictatorial sigue existiendo. Nos recuerda que China no es únicamente un gigante económico, no es únicamente un gran anfitrión de los Juegos Olímpicos, no es únicamente una gran potencia mundial.


Lo interesante acerca del Premio Nobel son aquellos que pasan desapercibidos. Sabrá alguien quién es Venkatraman Ramakrishnan o Luis Federico Leloir o Dennis Gabor o Daniel Bovet o Elias Canetti. Uno de ellos ganó el Nobel en literatura. Uno de ellos creó el primer sistema holográfico. Otro el primer antihistamínico clínicamente disponible. Lo actuales ganadores del Premio Nobel en Física, Andre Geim y Konstantin Novoselov, serán probablemente los responsable de pantallas verdaderamente más planas. Y estos premiados no generan controversia alguna, entre la mayoría de nosotros, ni tiene porque hacerlo. Aceptamos indiferentemente sus galardones y envidiamos las jugosas sumas de dinero que reciben. No así con el Premio Nobel de la Paz.

Suena hasta irónico pensar que en el 2009 el Presidente Obama recibió el Premio Nobel de la Paz. Sin despreciar su gestión, el Presidente Obama no ha hecho nada por la paz. Ha comenzado nuevas negociaciones entre Israel y Palestina, ya fracasadas, y ha enviado cerca de 40.000 tropas a Afganistán e Irak. Por la paz. Ahora bien, yo me preguntó si a un intento de química, como lo es este intento de paz, le darán el Premio Nobel. O si yo abogo por la paz en el mundo, como se llena la boca la administración Obama de hacerlo, también recibiré, eventualmente, mi Premio Nobel. Más irónico resulta que entre los galardonados para el Premio Nobel estén Henry Kissinger y Le Duc Tho, por sus negociaciones de paz en la Guerra de Vietnam. Kissinger y Duc Tho fueron también los instigadores, por decirlo de algún modo, de la Guerra de Vietnam. Por su parte, Mahatma Gandhi nunca recibió el Nobel. ¿Qué tiene que hacer uno, entonces?

Por esto resulta una bocanada de aire fresco el Premio Nobel a Liu Xiaobo. Resulta así por el compromiso íntegro por un respeto a los derechos humanos y su lucha pacífica. Xiaobo es un hombre que cambió la comodidad de la Universidad de Columbia por las huelgas de hambre en la Plaza de Tian'anmen. Es un hombre que recordó al mundo que China no es únicamente un paraíso financiero y un excelente socio comercial. Nos recordó la violencia sanguinaria de la represión China contra los estudiantes, nos recordó el unipartidismo del sistema político chino, nos recordó lo efímero de concepto de democracia en China. ¿Qué en China está todo mal? Seguramente no. Pero si es un llamado a recordar que en China no está todo bien.

Xiaobo es una de los pocos laureados que no podrán recibir su premio. Es también un ejemplo de “activismo activo”, una lucha constante y coherente por defender los valores más íntimos del hombre. Es un llamado a la reflexión y a la búsqueda por valores verdaderos, y no aquellos que nos venden por TV. Es un espíritu de humanidad que debe ser aplaudido.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Correspondencia entre Silvio Rodríguez y Carlos Alberto Montaner (OP4)

Interesante correspondencia entre dos visiones distintas de una Cuba siempre expectante de los movimientos de su Espada de Damocles. Un severa crítica desde la disidencia y una respuesta determinante desde la revolución.

http://www.elpais.com/articulo/internacional/Correspondencia/integra/Silvio/Rodriguez/Carlos/Alberto/Montaner/elpepuint/20100410elpepuint_11/Tes

viernes, 8 de octubre de 2010

Democracia de bufones (I)

(Publicado en El Telegrafo el viernes 8 de octubre de 2010)

Francisco Oliveira Silva ganó un puesto en el Congresso Nacional como diputado por el Estado de Sao Pablo en los comicios celebrados en octubre de este año. Ganó con más de 1.300.000 votos, el candidato más votado en el Sao Pablo y de los más votados en Brasil. Nuestras más sinceras felicitaciones. Su carrera en el ámbito político ha sido, descontando el tiempo que estuvo en campaña, nula. Sin embargo, y para la alegría de muchos, también es conocido como el payaso Tiririca quien, además de deleitar a miles de hogares brasileros con su fino humor, supo acuñar slogans publicitarios tan originales como: “quiero ayudar a los necesitados, incluida mi familia” o “conmigo no estarás peor que ahora”.


Sería injusto juzgar la capacidad de legislar del Diputado Oliveira por su condición de payaso. Cuántos más conocemos que son igualmente denominados, aunque sea por el argot popular. Y cuantos legisladores conocemos cuyas profesiones han sido únicamente complementos necesarios a sus actividades políticas: doctores, abogados, ingenieros, economistas, asesores de imagen, guerrilleros, corredores de maratón, actores de telenovela, cantantes de tecnocumbia, animadores de programas de concursos, árbitros de fútbol, goleadores del Mundial 94 (como recientemente lo fueron también Romario y Bebeto); y tantas otras más que reivindican la confianza que el pueblo tienen en sus políticos.

Y no creamos que es únicamente la irracionalidad latinoamericana, fruto de la inmadurez política, la que se deja llevar por las pasiones de la fama. Recordemos que desde el 2003 en el Estado de California, “Conan el Republicano”, más conocido como Arnold Schwarzenegger, es gobernador. Y, pese a tener un historial de grandes procesos democrático y una herencia parlamentarista y misionera, los Estados Unidos también eligió a un presidente que había sido actor y siete veces director del gremio de actores: Ronald Reagan. Como dato adicional, Reagan también fue gobernador de California. ¿Qué deparará el futuro para Arnold?

No estoy en contra de la socialización de las candidaturas. Total, vivimos en democracia y esta tiene como uno de sus valores la posibilidad teórica de que cualquiera de nosotros pueda llegar a ocupar algún día la silla del mandatario. Tampoco creo en la aristocracia política: hay veces que la falta de roce con la realidad limita la capacidad de gobernar. Pero siempre me ha quedado una inquietud: ¿Qué sabe Gerardo Morán, alias “El más querido del Ecuador”, sobre la creación de políticas públicas, financiamiento estatal, planeación legislativa o cabildeo? ¿Qué podría saber Francisco Oliveira Silva, alias Tiririca, acerca del arte de legislar, cuando, según un juez electoral brasilero, todavía está por comprobar si es o no analfabeta?

Estas preguntas también podrían realizarse, lastimosamente, a cualquiera de nuestros asambleístas. Todos aquellos asambleístas que se llenan la boca de democracia y la necesidad de trabajar por el país, deberían hacer un examen de conciencia y definir qué tan preparados están para cumplir con sus funciones como representantes de la voluntad popular, excluyendo aquella de calentar el puesto y faltar injustificadamente a las sesiones del pleno. Deberían recordar que no son más que funcionarios públicos, pagados por el pueblo ecuatoriano, y que por su condición de funcionarios públicos nos deben más que una cara bonita y un slogan pegajoso; nos deben eficiencia y competencia en la función que desempeñan.

domingo, 3 de octubre de 2010

Y vuelve el fracaso

(Publicado en El Telégrafo, 3 de octubre de 2010)
En julio de este año, el presidente Obama, junto con su secretaria de Estado Hillary Clinton, anunció que las conversaciones de paz entre Israel y Palestina estarán exitosamente finalizadas para antes del término de su primer mandato. En un ambiente de incredulidad e ironía, comenzaron los primeros acercamientos de los Estados Unidos hacia ambos países. Demostrando el poco entusiasmo característico de estas negociaciones, Palestina e Israel se comprometieron con cautela y bajo un intenso trabajo diplomático por parte de  Hillary Clinton y su staff de asesores (comandados por Jeffrey Feltman). Estamos en la víspera de este nuevo acercamiento “histórico” que podrá resolver uno de los tantos conflictos de Medio Oriente. 
“(...) milagros no se avizoran en el
futuro de las relaciones Israel-Palestina”

En este panorama, de por sí poco alentador, la moratoria de diez meses que tuvo Israel para abstenerse de poblar ciertos asentamientos en la Franja de Gaza concluyó hace pocos días. Israel ya comenzó a repoblar aquella zona. Esto, pese a las amenazas del presidente de los territorios palestinos, Mahmoud Abbas, de retirarse de las negociaciones si no existía una prolongación a la moratoria y, por supuesto, sumadas las declaraciones de decepción de las Naciones Unidas. Sin embargo, aunque el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo no tener intención de detener las construcciones, ciertos miembros del Gobierno han sugerido un posible acuerdo. 

Pero más allá de cualquier posibilidad de acercamiento y más allá del circo diplomático que ha surgido de esta situación, este intento del presidente Obama de poner a los EE.UU. una vez más como los mediadores del mundo, podría resultar contraproducente. Encontramos en la palestra internacional a un Benjamin Netanyahu quien fue elegido por el Likud1 para fortalecer la postura israelí frente al Hamas, y no para dividir Israel y permitir la unificación de un posible Estado Palestino; un Mahmoud Abbas sin verdaderas herramientas de negociación y sin autoridad real sobre los territorios palestinos en la Franja de Gaza; y un Obama con una popularidad en picada comandando un país corroído internacionalmente por sus malas decisiones. 

Pero más allá del fracaso que vislumbran los acontecimientos recientes, son las repercusiones de otro intento fallido lo que se muestra más perjudicial. 

Una nueva frustración internacional podría llevar a un desentendimiento total de ambas partes por llegar a un acuerdo de paz, parcial o duradera, que podría alargarse hasta que las tendencias políticas de estos países cambien. Podría significar la radicalización de Israel y Palestina en sus relaciones exteriores, anulando cualquier posibilidad de reconciliación y aumentando los enfrentamientos armados entre el Ejército de Israel y el Hamas. Sería una justificación moral del primer ministro Netanyahu ante la comunidad internacional y una patente de corso para que israelitas continúen con los asentamientos de poblados en la Franja de Gaza y para que  Hamas continúe enviando cohetes Katiuska al sur de Israel.     

En las relaciones internacionales se han visto milagros. Hace treinta años nadie se imaginaría que Alemania, Francia y el resto de Europa entrarían en un agresivo proceso de integración. Y sin embargo, pese a su cercanía con Tierra Santa, milagros no se avizoran en el futuro de las relaciones Israel-Palestina. A lo mejor es precisamente la Tierra Santa que genera tanto conflicto. O a lo mejor es la osadía de una presidente que pretende solucionar en dos años un conflicto que tiene milenios. O puede ser una lucha que a traviesa lo ideológico y político. Cualquiera que sea la razón, este nuevo acercamiento debe ser manejado con pinzas y mientras el mundo está expectante por la vuelta del fracaso, alea jacta est.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Carta al rector

Estimado Señor Rector:

Los acontecimientos que se viven en el país son razón de extenso análisis y de acciones oportunas. Fue desagradable ver como reconocidos miembros de la Universidad de los Hemisferios irrumpían en un canal público. Más allá de las razones que hayan motivado este accionar, estos individuos no son representantes elegidos y tampoco representan a ninguna entidad (contrario a lo que dieron a entender cuando Alejandra Cevallos fue entrevistada). Puedo comprender que un sector del país esté en desacuerdo con el Presidente y que desee expresar este sentimiento, pero este sentimiento debe ser expresado con cautela. Yo, pese a no estar de acuerdo con ciertas posturas de la Universidad acerca del gobierno, no alcé mi voz de disconformidad en la múltiples marchas que realizaron, porque yo creo en la democracia. También creía que los motivos que movían a la Universidad no eran únicamente sentimientos viscerales contra el régimen, sino verdaderas ansias de construir un país más democrático. Apoyar a un movimiento golpista, calificado de esta manera porque secuestrar al Presidente de su República, presidente que, aunque no sea de su agrado, fue elegido democrática y constitucionalmente en elecciones pública, representa un acto antidemocrático y un atentado contra la institucionalidad del Estado. No podemos llenarnos la boca de democracia cuando, por mostrar nuestra oposición al Presidente, nos juntamos con aquellos que simplemente buscan satisfacer intereses propios. El derecho a la desobediencia civil, tan predicado por Henry David Thoreau, estaba fundamentado en su calidad de civil. Una oposición "democrática" no puede estar respaldada por las armas. Yo hago un llamado a usted, Señor Rector, en su calidad de autoridad, pero también en su calidad de defensor de la democracia, en su calidad de alguien que me ha demostrado, en múltiples ocasiones, ser guiado por la verdad y la racionalidad, que exhorte a la reflexión de estos individuos que, no solo están dañando el nombre de la Universidad de los Hemisferios, sino también el nombre de los valores democráticos. Alejandro, te hago un llamado como estudiante y amigo, para que sigas apoyando la democracia, tan frágil en estos momentos.    

Atentamente,  

Sebastián Vallejo

Democracia... ¿Dónde estás?

(Publicado en El Telégrafo, 1 de octubre de 2010)
Es hora de defender verdaderamente la democracia.
Recuerdo las manifestaciones de los estudiantes, encabezados por la FEUE, “a favor de la democracia”. Recuerdo la comitiva de la “férrea” oposición que llegó a Washington para informar la situación “dictatorial” en la que estaba sumido el Ecuador. Recuerdo las vociferaciones de algunos medios de comunicación en contra de medidas “despóticas” y “controladoras” impulsadas por el gobierno. Lo recuerdo todo y recuerdo también las garantías civiles que tuvieron todos aquellos que salieron a las calles e incluso de aquellos que irrumpieron en la asamblea en actos que demostraban los más altos sentidos de la “intelectualidad democrática”. Recuerdo un gobierno preocupado por la Policía Nacional, dotándola de armas y un salario digno.
                Miro por mi ventana y veo a los estudiantes, encabezados por la FEUE, reunidos en la Av. Shyris apoyando un proceso golpista. Miro por mi ventana y no veo una reacción condenatoria de la oposición por los actos inconstitucionales y autoritarios de la Policía Nacional. Veo por mi ventana y me aterra ver a comunicadores sugiriendo un apoyo a estos sucesos antidemocráticos.
                No es la defensa por la persona (que debe ser defendida por su calidad de persona), es la defensa por la institucionalidad, por la anhelada y, al parecer, muchas veces esquiva, democracia. Democracia que se encuentra representada por nuestro Presidente. Democracia que se ve amenazada por las armas y la fuerza física; democracia que se ve amenazada por los viejos fantasmas de los taurasos. Y la integridad de nuestro Presidente es sinónimo de la integridad de nuestra democracia. La integridad de los procesos constitucionales es la integridad de la democracia. La integridad de la legalidad y legitimidad es la integridad de la democracia.
Con los acontecimientos actuales me pregunto yo: ¿no es acaso la misión de la fuerza pública la de servir y proteger y no la de lucrar y extorsionar? ¿No es acaso deber de la oposición defender por sobre todas las cosas a la democracia? ¿No es acaso deber de las autoridades armadas el velar por paz interna así como por el respeto a la constitución y sus principios de libertad? ¿No es acaso el anhelo de la ciudadanía la estabilidad institucional y el respeto a los procesos electorales y legales? ¿No acaso es un clamor popular el rechazo a los privilegios de ciertos grupos sociales y la democratización de los derechos y deberes? ¿No llevamos acaso 30 años de democracia?
No podemos dejarnos convencer por interés personales. Gobernistas y aquellos que están en contra del gobierno deben, por sobre todas las cosas, velar por nuestro derecho constitucional de vivir en un país democrático. ¿Queremos democracia? Entonces comencemos por defender la representación más viva de la institucionalidad democrática. Defendamos los procesos presidenciales, defendamos el orden democrático. No caigamos en la barbería; no caigamos en la tiranía de las autocracias armadas.
Henry David Thoreau hablaba de la desobediencia civil. La clave de su pensamiento se encuentra en lo civil; no en las fuerzas armadas, no en los intereses particulares; en lo civil. La desobediencia civil viene como una exhortación a favor de la democracia, de una voz que debe sentirse representada. Que nuestro sentimiento de desobediencia sea de desobediencia hacia la insubordinación, hacia la imposición de visiones sectarias, hacia las posturas totalitarias, hacia los atentados contra la democracia.
Miro por mi ventana y veo a la gente movilizarse en la Plaza Grande, en el Parque del Ejido. Me pregunto: ¿Dónde está la democracia? Ahí está. Ahí está.
Quito, 30 de septiembre de 2010

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Crónica de un subdesarrollo...

El subdesarrollo nace de una deficiencia histórica que se arrastra y produce una cadena de situaciones que se traducen en una realidad definida. El subdesarrollo tiene como base la economía, pero este se proyecta en las más diversas expresiones que comprenden al Estado; tanto más en el Ecuador, país caracterizado por su falta de institucionalidad. También es necesario decir que un desarrollo económico no significa, ulteriormente, un desarrollo social, democrático, cultural o político.
            El subdesarrollo ecuatoriano, o las vías del desarrollo en las que nos encontramos (par ser políticamente correctos), es evidenciado más manifiestamente en el plano económico y político.
            Según datos del Banco Central, el PIB per capita del Ecuador para 2008 era de $3900 con un promedio de 5 miembros por familia. Esto resulta un indicador poco alentador si tomamos en cuenta que para el mes de abril de 2010, la canasta vital se situó en $385[1] (ciento cincuenta dólares por debajo de la canasta básica). A estas cifras se debe agregar que el coeficiente Gini para el Ecuador en el 2010 se situó en 0.5, mostrando que una buena parte de las familias no podrán acceder a esta canasta vital. La balanza comercial, por su parte, se ha podido regularizar mediante una fuerte imposición de aranceles e impuestos, más que por una reactivación de le economía. Esto es el subdesarrollo económico en cifras.
            Pero hay un subdesarrollo menos frío y más apegado a una realidad social. El empresario ecuatoriano tiene como objetivo la distribución, no la creación. Contadas son las compañías que ofrecen valor agregado e innovador. Somos una economía de intermediarios maquillados por grandes nombres de tiendas. Nuestra dependencia en el petróleo es inexorable. Nuestra dependencia al petróleo hace que nuestra balanza comercial esté estrechamente ligada a los movimientos realizados en el mercado de valores. Dentro de la interdependencia misma de los países, tendemos a la dependencia. Tendemos a depender de los EEUU (a donde 40% de nuestras exportaciones salen)[2]. Tendemos a depender de la exportación de materia prima. Tendemos a depender de la buena voluntad de nuestros socios comerciales. Los productos elaborados son escasos y su comercialización limitada. Dependemos aún del sector primario. No hay una visión de empresarial de generación, pero tampoco las facilidades jurídicas que protejan a los empresarios.
            Nuestro subdesarrollo jurídico ha comprendido una de las trabas más latentes para la inversión. Jueces corruptos, salas atestadas de juicios paralizados para la falta de personal calificado y por el volumen ingresado. Otro vicio del subdesarrollo. Las cortes que han sido politizadas desde hace más de tres décadas terminan siendo un adendum del ejecutivo (o legislativo, dependiendo del año). La necesidad de inversión, traducido en capital extranjero, difícilmente puede ser satisfecha ante la inestabilidad de los magistrados (y sus dictámenes).
            Nuestros índices de educación, según las últimas pruebas APRENDO, demuestran las serias deficiencias que existen en el sistema educativo, tanto público como privado. En el Ecuador solo un 57% de los estudiantes terminan la secundaria (solo 37% de la población tiene un bachillerato) y solo un 20% termina la universidad[3].  Esto sumado a un sector académico rezagado y obsoleto, y una magra inversión tecnológica. No es únicamente la falta de industria; es también la falta de mano de obra calificada que pueda brindar un trabajo de calidad, un valor agregado cualitativamente superior.
            Políticamente, el Ecuador sufre un estancamiento que está estrechamente ligado a las prácticas democráticas. La falta de institucionalidad y la vulnerabilidad de la estabilidad, han convertido a la presidencia en un vaivén de figuras populistas, coyunturales y superficiales. Más allá de la cantidad de presidentes que podamos tener en un año, el problema es la necedad de reestructurar el aparato político cada cierto tiempo. Es raro ver a un ministro permanecer un periodo largo en su cargo, donde pueda cumplir su ciclo y concretar planes y proyectos de trabajo. Nuestro subdesarrollo está en la falta de políticas de Estado, independientes de los gobiernos de turno. El mismo hecho del desprestigio de los partidos y las figuras mesiánicas que aparecen cada vez más frecuentemente son un claro reverberación de nuestra inopia política.
            Y esto finalmente se ve reflejado en una pandemia de abstemia cultural. Nuestras artes son el reflejo de una vanguardia tardía. Pero más que eso, nuestra mentalidad sigue siendo la de un país subdesarrollado: me quejo mucho y actúo poco; el Estado son los gobernantes y debo estar en contra de ellos; si el Estado no lo hace porque habría de hacerlo yo; etc. El subdesarrollo es expresado económicamente pero sus repercusiones tangentes se reflejan en todos los estamentos que conforman la sociedad. Del subdesarrollo debemos salir primeros los individuos y luego el Estado. Atreviéndome a malcitar al expresidente Velasco Ibarra: “¿Queréis desarrollo? Hacedla primero dentro de vuestras almas, todos los días, sin amilanarse. Esa es el desarrollo: amor al progreso y a la justicia, venciendo todos los obstáculos”



[1] Datos del INEC. Acceso: 10 de mayo 2010:    http://www.inec.gov.ec/web/guest/ecu_est/est_eco/ind_eco/ipc/inf_act_ind/ser_his
[2] Datos del BCE. Acceso: 10 de mayo, 2010: http://www.bce.fin.ec/frame.php?CNT=ARB0000842
[3] Datos del SIISE. Acceso: 10 de mayo 2010: http://siise.gov.ec/IIndicadores.htm