viernes, 26 de noviembre de 2010

Justicia petrolera

(Artículo publicado en El Telégrafo el viernes 26 de novimebre de 2010)

La justicia petrolera tiene sus matices. La justicia petrolera no es únicamente una renegociación de los contratos petroleros. Eso es únicamente el inicio. Son importantes estos primeros pasos. Nos devuelven el control sobre lo que es nuestro. Y digo nuestro, porque es imperante dejar de separar a la persona, al individuo, del Estado. Control no necesariamente físico, pero sí el control sobre los destinos que se quieran dar a los campos petroleros. Ya no estamos a merced de las petroleras. Tampoco es poner a las petroleras a merced nuestra. Es, precisamente, dar a cada quien lo que le corresponde: justicia.
La justicia petrolera es expansible. La justicia petrolera se proyecta hacia los más diversos estamentos estatales: carreteras, hospitales, escuelas, vivienda, producción y el saneamiento del aparato administrativo. La justicia petrolera debería, a su vez, proyectar esa riqueza, esa abundancia casi ostentosa, en las provincias de donde se está extrayendo el petróleo. Algo que no ocurrió durante los primeros treinta años de exploración y explotación petrolera. Lo que sí ocurrió fue un atentado contra la naturaleza y un desinterés completo por cualquier tipo de responsabilidad empresarial.
La justicia petrolera es algo transitorio. Nuestra dependencia del petróleo debe ser disminuida a través del propio petróleo. La riqueza que nos genera el petróleo hoy, puede ser el desmoronamiento económico del mañana. No podemos seguir viviendo de un mercado especulativo, especialmente cuando en ese mercado somos considerados marginales. Es imperante buscar alternativas a nuestra dependencia. Y las alternativas no son el ITT. El ITT es una gran iniciativa, altruista como pocas. Pero con cheques simbólicos no se paga a los maestros. El ITT, como mucho, ha mostrado las deficiencias como “fund raisers” de la Sra. Baki y la Ministra de Patrimonio.

La justicia petrolera debe llevarnos hacia una nueva visión del rol del Estado. Olvidarnos de un Estado que busca regalos y agradece de antemano al interés de inversor extranjero. La justicia petrolera tiene que recordarnos que estas son negociaciones. Que las petroleras no son juntas de beneficencia y que el Estado no tiene por qué rendirle pleitesías. Como diría Manolito: frialdad empresarial. A su vez, debemos buscar nuevos campos de inversión, nuevas fuentes de recursos que nos permiten pensar en la justicia petrolera como un fenómeno de transición.
Hace poco escuché al economista Mauricio Pozo mostrar sus dudas acerca del presupuesto del Estado y el gasto público y la necesidad de ahorrar. También lo escuché hablar sobre la necesidad de reactivar la economía. Estoy convencido de que la inversión vial, la inversión en salud y, por sobre todo, la inversión en educación es la chispa que reactiva la economía, es ahorrar. El empresario ecuatoriano quiere mano de obra barata, pero espero que sobre esta, quiera mano de obra calificada, tecnificada. Dejar de lado las utilidades absurdas de las décadas anteriores y generar valor agregado, únicamente posible a través de un trabajador capacitado, educado. Estos son los alcances de la justicia petrolera.
La justicia petrolera tendrá sus detractores. Habrá quienes digan que estuvieron mal negociados los contratos, que esta postura es peligrosa y vista con recelo por el inversionista extranjero. La justicia petrolera deberá prevalecer. La justicia petrolera deberá seguir su rumbo, buscar los nuevos espacios, eventualmente disminuir su importancia. La justicia petrolera tiene que ser un cambio de idiosincrasia, un cambio de lógica. La justicia petrolera tiene que ser el inicio y no el fin.

martes, 23 de noviembre de 2010

Is Hell exothermic?

Porque en esta vida es necesario reir (aunque nos obligue la Constitución, como dice un querido profesor mío), aquí está una pequeña ocurrencia.


Subject: Is Hell exothermic?

The following is an actual question given on a University of Washington chemistry mid-term. The answer by one student was so "profound" that the professor shared it with colleagues, via the Internet, which is, of course, why we now have the pleasure of enjoying it as well.

Bonus Question: Is Hell exothermic (gives off heat) or endothermic (absorbs heat)?
Most of the students wrote proofs of their beliefs using Boyle's Law (gas cools when it expands and heats when it is compressed) or some variant. One student, however, wrote the following:

First, we need to know how the mass of Hell is changing in time. So we need to know the rate at which souls are moving into Hell and the rate at which they are leaving. I think that we can safely assume that once a soul gets to Hell, it will not leave. Therefore, no souls are leaving.
As for how many souls are entering Hell, let's look at the different Religions that exist in the world today. Most of these religions state that if you are not a member of their religion, you will go to Hell. Since there is more than one of these religions and since people do not belong to more than one religion, we can project that all souls go to Hell.
With birth and death rates as they are, we can expect the number of souls in Hell to increase exponentially. Now, we look at the rate of change of the volume in Hell because Boyle's Law states that in order for the temperature and pressure in Hell to stay the same, the volume of Hell has to expand proportionately as souls are added.
This gives two possibilities:
1. If Hell is expanding at a slower rate than the rate at which souls enter Hell, then the temperature and pressure in Hell will increase until all Hell breaks loose.
2. If Hell is expanding at a rate faster than the increase of souls in Hell, then the temperature and pressure will drop until Hell freezes over.
So which is it?
If we accept the postulate given to me by Teresa during my freshman year
that, "it will be a cold day in Hell before I sleep with you” and take into account the fact that I slept with her last night, then number 2 must be true, and thus I am sure that Hell is exothermic and has already frozen over. The corollary of this theory is that since Hell has frozen over, it follows that it is not accepting any more souls and is therefore, extinct...leaving only Heaven thereby proving the existence of a divine being which explains why, last night, Teresa kept shouting "Oh my God."
THIS STUDENT RECEIVED THE ONLY "A"

viernes, 19 de noviembre de 2010

Manipulando los sistemas democráticos

(Artículo publicado en El Telégrafo el 19 de noviembre de 2010)

     Ileana Ros-Lehtinen, republicana nacida en La Habana y quien ahora preside el Comité de Asuntos Exteriores en el Congreso de los EE.UU., dijo que “los líderes de la ALBA han manipulado los sistemas democráticos para servir sus propios propósitos autócratas y tienen un peligroso comportamiento”. ¿Ahora resulta que nosotros hemos manipulado los sistemas democráticos?

     Después del costosísimo derramamiento de petróleo en el Golfo de México los republicanos se negaron a cambiar el tope de 75 millones de dólares por responsabilidad en impactos ambientales y sociales de las petroleras. Estas compañías, en el primer cuarto de 2010, tuvieron ganancias de más de 24 mil millones de dólares. British Petroleum, causante del derramamiento, estima que los daños ascienden a más de 6 mil millones de dólares. Anticipándose a este intolerable desperdicio, en 2002 George W. Bush envió una misión exploradora a Medio Oriente en busca de nuevas fuentes de petróleo barato. Lo hizo bajo la consigna “lucha global contra el terrorismo”. Somos nosotros, sin embargo, los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

      El bloque republicano, históricamente, ha buscado la limitación en los alcances del sistema de seguridad social en los Estados Unidos, incluyendo amplios beneficios para las aseguradoras privadas y reducidos beneficios para el sistema de salud pública. En el Ecuador se ha buscado ampliar las pensiones jubilares y se ha invertido más 1.500 millones de dólares en salud. Y, sin embargo, somos nosotros los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

      En octubre de 2001 se aprobó el USA PATRIOT Act. Esta ley limitaba expresamente las libertades civiles y atentaba contra los derechos humanos, además de permitir al Gobierno interferir cualquier tipo de comunicación (llamadas, e-mails, correspondencia, etc.) y de revisar el domicilio de cualquier ciudadano sin una orden judicial, entre otros. En el Ecuador se creó un quinto poder de participación ciudadana. Sin embargo, somos nosotros los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

      El Gobierno de Estados Unidos construyó un muro en la frontera con México. Un muro. Como el muro de Berlín o el muro de Gaza. La política norteamericana de “clear, hold, build” (limpiar la zona, posesionarse de la zona y construir en la zona; en ese orden) para la lucha antinarcóticos y antiterrorismo ha sido llevada por Afganistán (donde ha fracasado), Irak (donde ha fracasado), México (donde ha fracasado) y Colombia (donde ha fracasado). El Ecuador es el país que más inmigrantes con estatus de refugiados recibe en el mundo, la mayoría de Colombia, muchos de ellos desplazados por las fumigaciones de glifosato. Pero somos nosotros los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

       La Coca-Cola Company es la única industria en los Estados Unidos con licencia para importar la hoja de coca desde Bolivia y Perú. EE.UU. ha penalizado la producción de hoja de coca. También ha tenido embargado a Cuba por cincuenta años. El adalid del libre comercio mundial tiene subsidios multimillonarios y aranceles protegiendo la industria local. Los paladines del capitalismo y el mercado de divisas quebraron al mundo hace dos años. El Ecuador busca tratados de libre comercio que sean justos. A lo mejor por eso somos nosotros los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

       Bajo la política de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, todas las intervenciones norteamericanas en el mundo han tenido como prioridad los intereses estadounidenses. La democracia ha sido siempre secundaria. ¿Por qué, entonces, señora Ros-Lehtinen, somos nosotros los que servimos propios propósitos autócratas y tenemos un peligroso comportamiento?

viernes, 12 de noviembre de 2010

¿Y el candidato Obama? (II)

(Artículo publicado en El Telégrafo el viernes 12 de noviembre de 2010)

Una semana después de las elecciones de mitad de  período en los Estados Unidos, el partido demócrata perdió 60 puestos en el Congreso (y su mayoría) y 6 puestos en el Senado. Hay algunos que incluso comienzan a extrañar a George W. Bush. Y no necesariamente por su política internacional. De seguir siendo presidente, seguramente los EE.UU. ya estarían en guerra con Irán y Corea del Norte y, quién sabe, incluso Portugal. Se lo extraña porque, gracias a su gestión, los demócratas lograron recuperar la mayoría en el Congreso (mayoría que había favorecido a los republicanos desde 1995). La insípida gestión del presidente Obama, insípida ante la opinión pública, ha terminado con las ilusiones de sus votantes y con una disconformidad generalizada ante una situación que se ha degenerado en los últimos dos años. 
“El presidente Obama debe retomar 
la fogosidad del candidato y plasmarla en su gestión”
El presidente Obama llegó a la presidencia anunciando que recuperaría Washington. Que despojaría a la capital de los washingtonians, los viejos políticos y los lobbies, y sería una vez más el momento para la reivindicación civil dentro del funcionamiento y toma de decisiones del Estado. No sucedió. No solo que los washingtonians no fueron despojados, sino que se permitió al afianzamiento de una visión republicana extrema, el Tea Party, con una posición casi retrógrada y decididamente antiecológica. Esto en solo dos años. Es hora de que vuelva el candidato Obama. 

 El candidato Obama era convincente. El candidato Obama se alejó, ventajosamente, de la fórmula de su predecesor. Para salir de la crisis económica no exhortó a los conciudadanos a irse de compras o a confiar en el Gobierno e invertir, invertir e invertir. En su lugar, apeló a la virtud. Un discurso fogoso que empujaba al estadounidense a trabajar con responsabilidad social, a ser virtuoso en el desempeño de este trabajo, ya sea conserje o CEO. Lastimosamente no hubo trabajo para llenar con virtud. El candidato Obama también habló de una reforma integral para los migrantes. El candidato Obama se ganó el aprecio, y voto, de millones de hispanos. Sin embargo, el presidente Obama no ha logrado concretar ni una mínima sensación de optimismo dentro del tema migratorio. Es más, en Arizona se aprobó una ley antimigrantes. 

 No todo está perdido para el presidente Obama. En las elecciones de mitad de período de 1994, Bill Clinton vio cómo la mayoría demócrata del Congreso desaparecía después de 40 años de hegemonía. Y, sin embargo, Bill Clinton fue reelecto. ¿Podrá el presidente Obama crecer en el gigante político que fue Bill Clinton? Lo que Clinton sabía, y algo que todavía no parece cuajar dentro de la visión política de Obama, era la importancia de saber colarse por las intrincadas redes de los lobbies y el Congreso. Sin este conocimiento y la voluntad de adquirirlo, el presidente Obama está sentenciado a pasar los siguientes dos años de espectador. 

 Los dos años que le quedan de período al presidente Obama estarán divididos entre las pugnas con un Congreso poco deseoso de pactar y una carrera feroz por la reelección. El presidente Obama debe finalmente asimilar la importancia y el poder del Congreso. Debe retomar la fogosidad del candidato y plasmarla en su gestión. Si quiere demostrar su habilidad para “llevar un cambio real a Washington” es necesario que retome aquella pasión olvidada y busque pragmatismo dentro de su gestión. Es necesario que recuerde que la esperanza no puede ser únicamente un eslogan de campaña.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Nestor y lo que viene

(Un análisis balanceado y acertado de Mempo Giardinelli de lo que fueron y serán las secuelas de la muerte del ex presidente Kirchner)


Escribo esto en caliente, en la misma mañana de la muerte anunciada de Néstor Kirchner, y ojalá me equivoque. Pero siento dolor y miedo, y necesito expresarlo.

Pienso que estos días van a ser feísimos, con un carnaval de hipocresía en el Congreso, ya van a ver. Los muertos políticos van a estar ahí con sus jetas impertérritas. Los resucitados de gobiernos anteriores. Los lameculos profesionales que ahora se dicen "disidentes". Los frívolos y los garcas que a diario dibujan Rudi y Dany. Todos ellos y ellas. Caras de plástico, de hierro fundido, de caca endurecida. Aplaudidos secretamente por los que ya están emitiendo mailes de alegría feroz.

Los veremos en la tele, los veo ya en este mediodía soleado que aquí en el Chaco, al menos, resplandece como para una mejor causa.

Nunca fui kirchnerista. Nunca vi a Néstor en persona, jamás estuve en un mismo lugar con él. Ni siquiera lo voté en 2003. Y se lo dije la única vez que me llamó por teléfono para pedirme que aceptara ser embajador argentino en Cuba.

Siempre dije y escribí que no me gustaba su estilo medio cachafaz, esa informalidad provocadora que lo caracterizaba. Su manera tan peronista de hacer política juntando agua clara y aceite usado y viscoso.

Pero lo fui respetando a medida que, con un poder que no tenía, tomaba velozmente medidas que la Argentina necesitaba y casi todos veníamos pidiendo a gritos. Y que enumero ahora, porque en el futuro inmediato me parece que tendremos que subrayar estos recuentos para marcar diferencias.

Fue él, o su gobierno, y ahora el de Cristina:

—El que cambió la política pública de Derechos Humanos en la Argentina. Nada menos. Ahora algunos dicen que estar "hartos" del asunto, como otros criticaron siempre que era una política más declarativa que otra cosa. Pero Néstor lo hizo: lo empezó y fue consecuente. Y así se ganó el respeto de millones.

—El que cambió la Corte Suprema de Justicia, y no importa si después la Corte no ha sabido cambiar a la justicia argentina.
          
—El que abrió los archivos de los servicios secretos y con ello reorientó el juicio por los atentados sufridos por la comunidad judía en los '90.

—El que recuperó el control público del Correo, de Aguas, de Aerolíneas.
          
—El que impulsó y logró la nulidad de las leyes que impedían conocer la verdad y castigar a los culpables del genocidio.

—El que cambió nuestra política exterior terminando con las claudicantes relaciones carnales y otras payasadas.

—El que dispuso una consecuente y progresista política educativa como no tuvimos por décadas, y el que cambió la infame Ley Federal de Educación menemista por la actual, que es democrática e inclusiva.

—El que empezó a cambiar la política hacia los maestros y los jubilados, que por muchos años fueron los dos sectores salarialmente más atrasados del país.

—El que cambió radicalmente la política de Defensa, de manera que ahora este país empieza a tener unas Fuerzas Armadas diferentes, democráticas y sometidas al poder político por primera vez en su historia.

—El que inició una gestión plural en la Cultura, que ahora abarca todo el país y no sólo la Ciudad de Buenos Aires.
          
—El que comenzó la primera reforma fiscal en décadas, a la que todavía le falta mucho pero hoy permite recaudaciones récord.

—El que renegoció la deuda externa y terminó con la estúpida dictadura del FMI. Y por primera vez maneja el Banco Central con una política nacional y con record de divisas.
          
—El que liquidó el infame negocio de las AFJP y recuperó para el Estado la previsión social.
          
—El que con la nueva Ley de Medios empezó a limitar el poder absoluto de la dictadura periodística privada que todavía distorsiona la cabeza de millones de compatriotas.

—El que impulsó la Ley de matrimonio igualitario y mantiene una política antidiscriminatoria como jamás tuvimos.

—El que viene gestionando un crecimiento económico de los más altos del mundo, con recuperación industrial evidente, estabilidad de casi una década y disminución del desempleo. Y va por más, porque se acerca la nueva legislación de entidades bancarias, que terminará un día de estos con las herencias de Martínez de Hoz y de Cavallo.

Néstor lo hizo. Junto a Cristina, que lo sigue haciendo. Con innumerables errores, desde ya. Con metidas de pata, corruptelas y turbiedades varias y algunas muy irritantes, funcionarios impresentables, cierta belicosidad inútil y lo que se quiera reprocharles, todo eso que a muchos como yo nos dificulta declararnos kirchneristas, o nos lo impide.

Pero sólo los miserables olvidan que la corrupción en la Argentina es connatural desde que la reinventaron los mil veces malditos dictadores y el riojano ídem.

De manera que sin justificarle ni un centavo mal habido a nadie, en esta hora hay que recordarle a la nación toda que nadie, pero nadie, y ningún presidente desde por lo menos Juan Perón entre el 46 y el 55, produjo tantos y tan profundos cambios positivos en y para la vida nacional.

A ver si alguien puede decir lo contrario.

De manera que menudos méritos los de este flaco bizco, desfachatado, contradictorio y de caminar ladeado, como el de los pingüinos.
          
Sí, escribo esto adolorido y con miedo, en esta jodida mañana de sol, y desolado también, como millones de argentinos, un poco por este hombre que Estela de Carlotto acaba de definir como "indispensable" y otro poco por nosotros, por nuestro amado y pobrecito país.
          
Y redoblo mi ruego de que Cristina se cuide, y la cuidemos. Se nos viene encima un año tremendo, con las jaurías sedientas y capaces de cualquier cosa por recuperar el miserable poder que tuvieron y perdieron gracias a quienes ellos llamaron despreciativamente "Los K" y nosotros, los argentinos de a pie, los ciudadanos y ciudadanas que no comemos masitas envenenadas por la prensa y la tele del sistema mediático privado, probablemente y en adelante los recordaremos como "Néstor y Cristina, los que cambiaron la Argentina".

Descanse en paz, Néstor Kirchner, con todos sus errores, defectos y miserias si las tuvo, pero sobre todo con sus enormes aciertos. Y aguante Cristina. Que no está sola.
          
Y los demás, nosotros, a apechugar. ¿O acaso hemos hecho otra cosa en nuestras vidas y en este país? •


¿Y el candidato Obama? (I)

(Artículo publicado en El Telégrafo el 6 de noviembre de 2010)


Con las elecciones de mitad de periodo por acabarse y una inminente y feroz derrota de los demócratas para el Congreso y el Senado, el Señor Obama seguramente está intentando descifrar su estrategia para gobernar en los siguientes dos años; dos años terribles para un presidente con un popularidad a la baja, bien al baja, y un Congreso dispuesto a quitarle hasta el escritorio de su oficina. El abrumador fracaso de las elecciones para los demócratas no es gratuito. La percepción del estadounidense medio es que no había empleo y que, dos años después, todavía no hay. La percepción del estadounidense medio, errada a mi criterio, es que el nuevo plan de salud aprobado por esta administración le dará cierto aire soviético pre-caída muro del Berlín al sistema de salud. La percepción del estadounidense medio, y la del mundo, es también la de un presidente distante, frio, arrogante. ¿Dónde quedó el Obama candidato? ¿Se habrá tomado muy a pecho lo que alguna vez dijo la ex súper estrella demócrata y ex gobernador de Nueva York, Mario Cuomo: “Hacemos campaña en poesía, gobernamos en prosa”?
Y frente a la avalancha política que se le viene encima al Presidente Obama nosotros nos preguntaremos: ¿y qué? Resulta que, pese a cualquier intento desesperado de mostrarnos anti-Estados Unidos o buscar ampliar nuestras relaciones diplomáticas hacia países que se han mostrado poco afines a estos, nuestro principal mercado sigue estando en los Estados Unidos. No solo eso, sino que además los Estados Unidos siguen manejando muchas de las organizaciones internacionales a los cuales pertenecemos y de los cuales somos prestatarios. Por lo tanto, un desplome en la economía norteamericana supondría un desplome en nuestras exportaciones y un cambio de política en el Congreso de los EEUU supondría un cambio de política en varios organismos internacionales. Más allá de eso, la administración de Obama se ha mostrado, en discurso, abierta a cambiar las relaciones Estados Unidos – América Latina y, en obras, ha mostrado cierta simpatía por el votante hispano. Esto en un país cuya política migratoria en los últimos años ha sido, de la boca del ex presidente Bush, “cero tolerancia”.           
Yo he sido un crítico de la administración de Obama. Su postura en el conflicto iraquí ha sido contraria a su Nobel de la Paz, y su intento por establecer conversaciones de paz entre Israel y Palestina ha sido bochornoso. También que su visión de cambiar la imagen de los Estados Unidos ante la comunidad internacional (con un giño especial hacia América Latina) ha sido un completo fracaso. Pero igualmente veo su política económica como la única salida para evitar el desplome definitivo del mercado estadounidense y lo que algunos perciben como una estalinista socialización y reforma del sistema de salud, yo percibo como una adecuada socialización y reforma del sistema de salud. 
Uno de los mayores inconvenientes de esta desilusión por parte del electorado norteamericano es el fortalecimiento de la imagen de la ex candidata a vicepresidenta, Sarah Palin. Está impresionante mujer es conocida, entre otras cosas, por ser una miembro destacada de la Asociación Nacional del Rifle (aquellos que aseguran que “la armas no matan a la persona, las personas matan a las persona”) y por haber acuñado la frase: “los líderes de nuestra nación están mandado soldados a Irak en un misión que es de Dios”, eliminado por completo cualquier reforma liberal y dejando abierta la puerta para una nueva Guerra Santa. Inconveniente que se presenta poco alentador para cualquier agenda nueva que hubiéramos querido, como América Latina, establecer con los EEUU. Por el momento, más de lo mismo.