(Artículo publicado en El Telégrafo el 1 de Junio del 2012)
Aceptémoslo: cero memoria histórica y alma de fanfarrón. Y ahora, con billete. Lástima que todo sea del banco.
El primer culpable resultó ser la gran maquinaria derrochadora de
dinero: el Estado. La lógica dicta que si el Estado se ha dedicado a
gastar de la manera en que lo hace, ampliando el sector público y
subiendo los salarios, oh pecado, entonces ese ejemplo es el que sigue
el ciudadano medio ecuatoriano. Puede ser. Leer más...
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