21 DIC 2012
COLUMNISTAS
Sebastián Vallejo
Uno escucha sobre la masacre en Connecticut y, además de estremecerse, siente que hay un grave quebrantamiento social y una deshumanización de sus individuos. Un rompimiento de aquello que nos conecta y nos envuelve como seres humanos. Destroza pensar que 20 de los 27 muertos fueron niños. Más aún como padre. Deja un vacío, una oscuridad profunda. Lo que parece suceder después de este tipo de tragedias es una división sobre el acceso a portar armas. Debate que recrudece en un país como Estados Unidos donde la influencia que llega a tener el lobby de las armas dentro del Gobierno aterroriza. Leer más...
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