Hace
algunos días un compañero de trabajo se quejaba por el alza de impuestos.
Particular que me lo hizo saber a través del siguiente lamento: ¡Si hasta no
subieron el impuesto a la salida de capital! Le pregunté cuándo fue la última
vez que envío más de mil al exterior. La conversación terminó ahí. Lo que demuestra dos cosas:
1) La gente habla porque es gratis.
2) No me pagan lo suficiente.
A mí, mis viejos profesores jesuitas, allá hace como veinticinco años, me decían que Dios nos había dado DOS orejas y DOS ojos para fijarnos bien en lo que oímos y vemos; pero nos puso, labios y dientes para detener, a la que Sta Teresa de Ávila llamaba, la loca de la casa...: la lengua. En el Ecuador somos muy maleducados, aun comemos con la boca abierta.
ResponderEliminarUn saludo,
Santiago Andrade