(Artículo publicado en El Telégrafo el 30 de diciembre de 2011)
Tanya Rosenblit tomó un bus y se convirtió en Rosa Parks. Tanya Rosenblit se sentó en el primer asiento del bus que debía transportarla por un barrio ortodoxo en Israel. Varios pasajeros (judíos ortodoxos) subieron y miraron con extrañeza a Tanya, pero decidieron sentarse en algún otro lugar. Eventualmente uno se paró en la puerta y no permitió que el bus continuara, mientras veía con desprecio a Tanya, mientras le gritaba “shikse” (yidish para “prostituta”). Llegó la Policía, que eventualmente volvió a pedir a Tanya que se cambiara de asiento. Tanya rehusó. El policía entonces se bajó con la multitud que paulatinamente se disminuyó al agresor, mientras el bus continuó su camino, la mayoría del pasajero indiferente, más preocupado por llegar a tiempo que con la disposición de género en los buses. Leer más...
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