(Artículo publicado en El Telégrafo el 10 de febrero del 2012)
Vivimos en un mundo de marcas. Vivimos en el branding globalizado donde un par de zapatos Nike no es valorado por su calidad, sino por el Swoosh que lo acompaña. Valoramos, en definitiva, la imagen, lo que se proyecta y lo que simboliza cultural y socialmente. Se lo hace con todo aquello que creemos necesario y nosotros caemos en el canto de sirenas de las marcas. Nuestra identidad está modelada a partir de una marca (o el remedo de una utopía posmodernista sobre la definición de cool, y no aquel cool que nació con Miles Davis). Leer más...
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