A estas alturas ya le han dicho de todo: criminal, genio, violador, mesías, delincuente común, apóstol de la información. El más odiado y el más amado (según el cable que estés leyendo): Julian Assange. Después del primer impasse que ocasionó acá (logró que el Presidente declare persona non grata a Heather Hodges y que desautorice a Kintto Lucas), regresa para la segunda parte de su testimonio diplomático: lo que no se publicó.
Una serie de cables obviados por los primeros entusiastas de WikiLeaks, donde se habla de contactos y fuentes; una especie de informantes al servicio del Imperio. Por los cables desfila una serie de nombres conocidos en la oposición. Y con ellos, también desfila una serie de cuestionamientos y posiciones frente al nuevo modelo de gobierno, el Presidente y la coyuntura social y política. Nada nuevo. Leer más...