viernes, 14 de enero de 2011

Conductores Suicidas

(Artículo publicado en El Telégrafo el 14 de enero de 2011)
Parte de la rutina periodística es dedicar un espacio especial, todos los días con evidente énfasis los fines de semana y feriados, a los accidentes de tránsito. 

Son escandalosos, son llamativos, son mortales y, sobre todo lo anterior, son frecuentes. Son, también, una lástima. Son una lástima porque, además, la historia de las trágicas víctimas suele quedar en una fría cifra, una foto desoladora, un bus volcado que carecía de las más elementales normas de seguridad y, por supuesto, un chofer fugado. Tomando  en cuenta la cantidad de accidentes y, por ende, de choferes fugados, me asombra la abundancia de profesionales que todavía pueblan nuestras calles. Profesionales que no parecen tener las nociones básicas de urbanidad, de conducción, de decencia. Profesionales que no parecen ser conscientes de la responsabilidad de llevar otras vidas y de los potenciales riesgos que comprende manejar un vehículo más grande y pesado a altas velocidades.  
    
Con todo, parece excesiva la sanción impuesta a la transportista Reina del Camino. Carece de proporcionalidad. Deberían, en ese caso, cerrar a todas las compañías de transportes que infrinjan la ley de tránsito. Es decir, a todas. Deberían, a lo mejor, sancionar al conductor que fue el causante  del accidente. La evidente queja de los directivos de la cooperativa  es que no pueden ser juzgados por la negligencia de uno de sus miembros. Seguramente los que no piensan de esta manera son los afectados, los que nunca verán una indemnización, los que seguramente nunca vuelvan a ver al chofer, los que se suben a un bus rezando porque lleguen a su destino, los que confiaron, de una manera u otra, en la pericia del conductor y en el nombre de la compañía. 

¿La anulación de la frecuencia de la cooperativa Reina del Camino deberá ser tomada como una advertencia o como un nuevo modo de actuar del Consejo Nacional de Tránsito? ¿Es la solución a los problemas viales o es simplemente una buena oportunidad para que venga otro y haga lo mismo? ¿Cómo debe darse la reestructuración del transporte público? ¿Sanciones más fuertes, capacitación continua, menos frecuencias? 
“Deben entender que lo más importante
 es  llegar, no llegar rápido, (...) no llegar lamentando”
Es indignante ver la manera en que los choferes, la mayoría de ellos, se manejan en las vías. Son agresivos, irrespetuosos, irresponsables, creen que son los únicos y los más importantes, creen que es una carrera que se debe ganar, creen que es coherente dejar pasajeros en mitad de la vía, en cualquiera de sus carriles, creen que competir entre ellos los hace mejores, creen que maquillar los problemas de sus vehículos o sobornar a un funcionario para pasar la revisión va a hacer que aquellos males desaparezcan. Lastimosamente no lo hacen. Y resulta demasiado obvia la contaminación producida por los buses, el desgaste de sus llantas y la abundancia de pasajeros que se abarrotan dentro de estos vehículos que “temen” respetar una señal de tránsito. 

 La reestructuración, por ende, debe ser integral. La cooperativa Reina del Camino sí debe ser sancionada. Y duramente. Es su obligación tener un control sobre los vehículos que circulan bajo su nombre. Sin embargo, si son conductores los que dirigen estas compañías, seguramente no logran comprender las graves faltas y riesgos productos de la negligencia. La reestructuración debe ser de formación. Una formación, una educación que recuerde que los controles son por seguridad, no por cumplir un proceso burocrático destinado a sacarles plata. Deben entender que lo más importante es llegar, no llegar rápido, no llegar sobrecargado, no llegar lamentando. Si la reestructuración queda en lo legal (en la baja de puntos, en las severas sanciones, en la efectiva aplicación de estas), pronto terminaremos sin transporte público. ¿A lo mejor la solución?

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