sábado, 22 de enero de 2011

Una oportunidad para confiar

(Artículo publicado en El Telégrafo el viernes 21 de enero de 2011)
La respuesta por parte de la oposición es evidente: la nueva consulta popular es un mecanismo populista destinado a la concentración del poder, al abuso de la democracia y a mantener una alta popularidad. Escuché a Osvaldo Hurtado decir en una entrevista, que la “culpa” de la “situación política autoritaria” en la que vivimos es del 80% de los ecuatorianos que votamos a favor en las dos primeras consultas populares. También he escuchado comentarios sobre la incapacidad de los ciudadanos para discernir y evaluar las preguntas y el trasfondo político/legal de los planteamientos de de la consulta popular. Que las preguntas deben ser sometidas a un largo estudio y debate y que los resultados simplemente reflejarán la popularidad del Presidente. Son comentarios de personas que, sin haber sometido las preguntas de la consulta a un largo estudio y debate, descartan el proceso enteramente.
                Los mecanismos de participación directa no deben ser vistos como manipulaciones populistas. En un país que todavía carece de institucionalidad, donde la fórmula representativa, aún en pañales, no ha representado efectivamente lo intereses de la sociedad civil, donde resulta utópico pensar en políticas de Estado más que en políticas de gobierno, los mecanismos de democracia directa resultan una alternativa para sortear la histórica inoperancia y visceralidad del aparato político. ¿No fue a través de consulta popular que se aprobó el Plan Decenal de Educación? Un gran articulista de El Comercio, Alfredo Negrete, escribió refiriéndose a la consulta: “En su sano juicio cualquier ciudadano le será  imposible decir que no está de acuerdo con temas obvios y racionales”. Si estos temas son obvios y racionales, ¿por qué, entonces, no son parte del quehacer social? ¿Por qué en los treinta años de supuesta democracia, no se han buscado los mecanismos representativos para implementar lo obvio y racional?
                Para ciertos sectores de la oposición, la consulta es la manera en que el gobierno puede crear situaciones legales para concentrar el poder. Esta visión resulta macabra. Osvaldo Hurtado inició un proceso de sucretización que sirvió para la concentración del poder, sin consulta popular. Sixto Durán-Ballén inició un proceso de neoliberalización que sirvió para la concentración del poder, sin consulta popular. Jamil Mahuad inició un proceso de dolarización que sirvió para la concentración del poder, sin consulta popular. Con esto no quiero decir que un voto favorable a través de consulta popular es patente de corso para el gobierno. Es, si acaso, una mayor responsabilidad ante la ciudadanía. Tampoco estoy de acuerdo con la tesis en que una aprobación de las preguntas de la consulta generaría una concentración de poder. Tampoco creo que se deba votar en plancha.
                Lo que debemos es confiar en alguien. Puede que los ciudadanos decidan confiar en un gobierno que, con sus virtudes y defectos, ha trabajado por la construcción de un proyecto democrático de país, estemos o no de acuerdos en que el proyecto sea el adecuado. Si no lo hacen, el gobierno deberá buscar los mecanismos estatales en los cuales si estamos de acuerdo, en los cuales si confiamos. A la final, si la tesis del gobierno es aprobada, seguramente Osvaldo Hurtado volverá a decir que la “culpa” es de la ciudadanía. Si es aprobada, un grupo de la oposición asegurará que hubo manipulación política, que los ciudadanos no somos aptos para tomar estas decisiones, que los que votaron a favor de la tesis gubernista son borregos. Yo veré estos comentarios como el ejercicio pleno de la libertad de expresión y veré los resultados de la consulta, a favor o en contra, como un compromiso del gobierno con la sociedad.        

2 comentarios:

  1. Los instrumentos de la democracvia directa no son mas que eso: instrumentos. Para acumular poder y reproducir relaciones de poder se han implementado practicas politicas mucho mas indignas hasta lograr la gobernabilidad en la ingobernabilidad en el pais, con consecuencias historicas nefastas. No hay que satanizar los medios, hay que satanizar la finalidad.

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  2. Exactamente: mecanismos democráticos. En el fin todos los mecanismos democráticos han servido para las ejercer las prácticas más antidemcráticas. Esperemos que esta vez no sea así. Porque en nuestra democracia no queda más que esperar (esperanza)...

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