viernes, 19 de noviembre de 2010

Manipulando los sistemas democráticos

(Artículo publicado en El Telégrafo el 19 de noviembre de 2010)

     Ileana Ros-Lehtinen, republicana nacida en La Habana y quien ahora preside el Comité de Asuntos Exteriores en el Congreso de los EE.UU., dijo que “los líderes de la ALBA han manipulado los sistemas democráticos para servir sus propios propósitos autócratas y tienen un peligroso comportamiento”. ¿Ahora resulta que nosotros hemos manipulado los sistemas democráticos?

     Después del costosísimo derramamiento de petróleo en el Golfo de México los republicanos se negaron a cambiar el tope de 75 millones de dólares por responsabilidad en impactos ambientales y sociales de las petroleras. Estas compañías, en el primer cuarto de 2010, tuvieron ganancias de más de 24 mil millones de dólares. British Petroleum, causante del derramamiento, estima que los daños ascienden a más de 6 mil millones de dólares. Anticipándose a este intolerable desperdicio, en 2002 George W. Bush envió una misión exploradora a Medio Oriente en busca de nuevas fuentes de petróleo barato. Lo hizo bajo la consigna “lucha global contra el terrorismo”. Somos nosotros, sin embargo, los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

      El bloque republicano, históricamente, ha buscado la limitación en los alcances del sistema de seguridad social en los Estados Unidos, incluyendo amplios beneficios para las aseguradoras privadas y reducidos beneficios para el sistema de salud pública. En el Ecuador se ha buscado ampliar las pensiones jubilares y se ha invertido más 1.500 millones de dólares en salud. Y, sin embargo, somos nosotros los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

      En octubre de 2001 se aprobó el USA PATRIOT Act. Esta ley limitaba expresamente las libertades civiles y atentaba contra los derechos humanos, además de permitir al Gobierno interferir cualquier tipo de comunicación (llamadas, e-mails, correspondencia, etc.) y de revisar el domicilio de cualquier ciudadano sin una orden judicial, entre otros. En el Ecuador se creó un quinto poder de participación ciudadana. Sin embargo, somos nosotros los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

      El Gobierno de Estados Unidos construyó un muro en la frontera con México. Un muro. Como el muro de Berlín o el muro de Gaza. La política norteamericana de “clear, hold, build” (limpiar la zona, posesionarse de la zona y construir en la zona; en ese orden) para la lucha antinarcóticos y antiterrorismo ha sido llevada por Afganistán (donde ha fracasado), Irak (donde ha fracasado), México (donde ha fracasado) y Colombia (donde ha fracasado). El Ecuador es el país que más inmigrantes con estatus de refugiados recibe en el mundo, la mayoría de Colombia, muchos de ellos desplazados por las fumigaciones de glifosato. Pero somos nosotros los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

       La Coca-Cola Company es la única industria en los Estados Unidos con licencia para importar la hoja de coca desde Bolivia y Perú. EE.UU. ha penalizado la producción de hoja de coca. También ha tenido embargado a Cuba por cincuenta años. El adalid del libre comercio mundial tiene subsidios multimillonarios y aranceles protegiendo la industria local. Los paladines del capitalismo y el mercado de divisas quebraron al mundo hace dos años. El Ecuador busca tratados de libre comercio que sean justos. A lo mejor por eso somos nosotros los que hemos manipulado los sistemas democráticos.

       Bajo la política de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, todas las intervenciones norteamericanas en el mundo han tenido como prioridad los intereses estadounidenses. La democracia ha sido siempre secundaria. ¿Por qué, entonces, señora Ros-Lehtinen, somos nosotros los que servimos propios propósitos autócratas y tenemos un peligroso comportamiento?

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