viernes, 18 de febrero de 2011

Las lecciones de Egipto

(Artículo publicado en El Telégrafo el 18 de Febrero del 2011)
Aquella gran victoria para la democracia en Egipto es una muestra clara de una transición hacia una época de nuevas revoluciones. No por el advenimiento de un Medio Oriente clamando democracia a través de manifestaciones y tomas pacíficas de plazas -esto se viene haciendo desde siempre-, sino en la manera que son libradas las primeras chispas de la desobediencia civil. Se han reducido las reuniones clandestinas en oscuros antros por la página titilante de una computadora personal en un cyber o la cotidianidad de un BlackBerry. Las redes sociales generan una transmisión de la información que permite accionares instantáneos. Las redes sociales generan apoyos masivos que forjan valor en las sociedades inconformes. Las redes sociales generan confianza desde el anonimato, bajan las barreras impuestas por el machismo y la intolerancia. Las redes sociales también pueden carecer de la profundidad necesaria en situaciones que pueden merecer un análisis más profundo.

En sociedades claramente marcadas por el conservadurismo religioso, las redes sociales generan un espacio anónimo que sirve para distanciar el debate de consideraciones socioculturales. La red social permite que el joven conservador egipcio, impresionado por las ideas de una activista liberal egipcia, pueda buscar espacios físicos para consolidar aquel debate sin las limitaciones a priori que hubieran resultado de conocer su sexo. Las redes sociales abren espacios que antes eran desconocidos. Las juventudes tienen ahora mayor injerencia dentro del plano político, tienen mayor injerencia en la toma de decisiones y tienen mayor injerencia porque son tomadas en cuenta por sus ideas, en vez de ser desechadas por su inexperiencia.  

Y esta apertura de espacios también se genera desde una visión global. Muchos de los egipcios que formaron parte activa del proceso de democratización de Egipto fueron personas que vivían fuera del país o que conocían realidades diferentes. Fueron personas que sabían que la vida no era así en el resto del mundo. Que la democracia es una necesidad humana, que las libertades son intrínsecas, que pueden ser compatibles la religión con el Estado de derecho. 
“Loable lo de Egipto porque, además,
se hizo pacíficamente. Que la lección haya sido aprendida”
Fueron personas que querían algo mejor. Porque fue el egipcio académicamente preparado el que generó el espacio para proponer un modelo de país más justo. 

Fue el espacio que necesitaba la democracia para poder expresarse dentro un marco ilimitado de posibilidades y perspectivas. 

Porque es el número de personas que puedes poner en la calle lo que va a determinar el éxito de una revolución. El apoyo no puede quedar en el susurro, el apoyo debe ser manifestado a través de un movimiento considerable y heterogéneo. Fueron las redes sociales que permitieron las creaciones de las primeras células. Fue esa capacidad de multiplicar la información, de masificar las ideas, las propuestas, el debate, lo que permitió una oleada de posturas que enriquecieron este proceso. Las redes sociales también permitieron que la concepción de la revolución fuera dada desde el pacifismo. La euforia de la que nos podemos contagiar a través de las ardientes confrontaciones termina por ser llevada al plano racional, gracias a la mediación de una pantalla.  

Pero estas redes sociales deben ser usadas con prudencia. La herramienta del nuevo milenio puede ser el Twitter, así como lo fue una cervecería en los años treinta. 

Cuando los entendidos se equivoquen, cuando la simplicidad de las nuevas redes sociales se mezclen con la vanidad y superficialidad del sinsentido posmoderno de las nuevas generaciones, entonces también se podrá dar paso a la guerra civil. 

Loable lo de Egipto porque, además, fue hecho pacíficamente. Que la lección haya sido aprendida. Completa.

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