viernes, 30 de septiembre de 2011

In memoriam: 30-S

(Artículo publicado en El Telégrafo el 30-S, a un año de lo que nunca se deberá repetir)


Hace un año algo profundamente antidemocrático inició.
A veces, por el afán ideológico de oponernos en los detalles, olvidamos los grandes preceptos. Es un problema de la cotidianidad poco institucionalizada en la que hemos desarrollado nuestra vida política. La cotidianidad de los taurazos, la cotidianidad de los triunviratos, la cotidianidad de los que huyen en helicóptero. Es parte de nuestra cultura política: hacer y deshacer a nuestro antojo. Creer en una democracia que termina en las urnas. Creer en una democracia guiada por los editoriales o por los noticieros de la mañana.
Me extraña oír cómo se movilizaban por la democracia los que ahora son acusados de terrorismo. No creo que sean terroristas, ni que deban ser juzgados como tales; pero tampoco creo que se movilizaban por la democracia. Creo en una sutil mezcla entre ignorancia y miopía idiosincrática. Porque los que ahora pregonan libertad, esa mañana exhortaban a los estudiantes a movilizarse para apoyar el levantamiento policial. Nunca escuché la palabra democracia. Y, además, les proveyeron de buses. Esa es la democracia de los mártires mediatizados.

lunes, 26 de septiembre de 2011

La mala leche derramada

(Tomado del blog de Raúl Vallejo)

En el blog
http://infamiacomprobada.blogspot.com
encontrarán las explicaciones y justificaciones de mi accionar, que sobre este y otros temas, ofrecí a la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional en mayo de 2010.

Es conocido que la crítica enriquece el debate, por tanto, los elementos fácticos sobre los que se sustentan las opiniones deben corresponder a la realidad y tienen que ser utilizados sin prejuicios. Pero el artículo de Miguel Rivadeneira, “La demagogia confirmada”, publicado en El Comercio, el pasado 19 de septiembre, es una demostración de mala leche y manipulación prejuiciada de los datos fácticos.
En primer lugar, yo reconocí mi error no en estos días que salieron los resultados del Censo sino en rueda de prensa, el 21 enero de 2010, apenas tuve conocimiento de los datos de la Encuesta de Empleo y Desempleo del INEC. Rivadeneira, ocultando este hecho a sus lectores, redacta su artículo como si yo hubiese reconocido mi error únicamente ahora. Es más, Rivadeneira oculta otro dato fáctico. Con fecha 1 y 3 de febrero de 2010 dirigí sendos oficios a la UNESCO y a la Comisión de Educación de la Asamblea, respectivamente, señalando que, a la luz de los datos de la encuesta citada, ya no podíamos considerar al Ecuador, una “patria alfabetizada”. Es decir, que fui yo mismo quien, inmediatamente, informó al país sobre el asunto y comunicó a los organismos oficiales respectivos la realidad. Esa ha sido mi acción autocrítica, responsable y transparente frente a un error y está muy alejada de la demagogia de la que me acusa.
En segundo lugar, para condenarme a mí, Rivadeneira salva de toda responsabilidad a quienes se equivocaron en la proyección y oculta de manera deliberada la información que precede a la cita que él recorta. Juan Ponce y Mercedes Onofe fueron contratados por UNESCO para auditar la base de datos del Programa Manuela Sáenz; ellos, luego de depurarla (eliminaron registros duplicados y fijaron la línea base) proyectaron que a fines de diciembre la tasa de analfabetismo sería de 2.7%. Además, Rivadeneira, con mala fe, no solo oculta que Edouard Matoko, director de UNESCO en Quito, en oficio del 21 de octubre de 2009, señaló que “esta información [la proyección realizada] puede utilizarse como referencia para una Declaratoria como la efectuada por usted en Ecuador”, sino que pretende hacerme decir que he “endosado” el error al representante de UNESCO. Jamás lo he dicho, jamás lo diría.
Desde un comienzo (la rueda de prensa de enero de 2010) he reconocido el error al realizar la declaratoria como mío. Así también lo hice ante la comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional en mayo de 2010. La primera frase de un artículo publicado el 8 de septiembre pasado, tanto en este blog como el diario público El Telégrafo, fue: “Hace dos años, el 8 de septiembre de 2009, durante la celebración del Día Internacional de la Alfabetización, cometí un error.” La declaratoria, en el marco de la celebración del Día Internacional de la Alfabetización, no provino de la imaginación del ministro; provino de la información recogida por la Dirección Nacional de Educación Popular Permanente a través de las Direcciones Provinciales de Educación que, a su vez, recibieron la información de cada institución educativa y centro de alfabetización que participaron en el programa, bajo la supervisión de la viceministra de entonces, hoy ministra de Educación. Y, provino, también de la equivocada proyección realizada por los técnicos contratados por UNESCO. Digo esto, como una explicación pero no le endilgo la culpa a nadie. Que cada quien en su consciencia asuma la parte que le corresponde a su nivel y en su instancia y que no se intente encontrar en mí a un chivo expiatorio. No obstante, tengo derecho a explicar las razones por las que una autoridad se equivocó.
En tercer lugar, Rivadeneira sabe, pero lo oculta a sus lectores, que una proyección estadística es un insumo técnico válido para tomar decisiones: así lo hacen los estrategas políticos, así lo hacen los estrategas de mercadeo y publicidad, así lo hacen los investigadores y así se trabaja en el mundo académico al cual pertenezco desde siempre en mi vida profesional. No rehúyo la responsabilidad política pero rechazo frontalmente la infundada acusación de que “con certeza en la demagogia” hice el anuncio en la conferencia de UNESCO en octubre de 2009. Para esa fecha, todavía no teníamos los datos de la Encuesta de Empleo y Desempleo del INEC que se realizó en diciembre de 2009 —cuyo resultado el INEC hizo público a fines de enero de 2010—, y aún confiábamos no solo en la proyección de UNESCO sino en las cifras del propio Ministerio de Educación.
Finalmente, la demagogia implica el conocimiento de la verdad y la manipulación de la misma en función de la voluntad de querer engañar a alguien. He probado hasta la saciedad —no solo en este artículo sino en todas las respuestas que he dado al respecto de este tema desde la rueda de prensa convocada por mí el 21 de enero de 2010— que debido al desconocimiento de los datos reales —y nadie en esos momentos conocía los datos reales— cometí un error de buena fe. Así lo expliqué también en mayo de 2010 ante la Asamblea Nacional y mis argumentos fueron ampliamente difundidos. Por lo tanto, es falso que recién ahora haya reconocido mi error, según lo dicho por Rivadeneira.
Esta sentencia mediática prejuiciada sobre un hecho puntual por parte de Rivadeneira es también una posición política que El Comercio viene repitiendo, a través de varios voceros, con la pretensión de reducir mi gestión al frente del Ministerio de Educación a un error. El Comercio, basado en el poder que tiene de machacar cada vez que puede con noticias y comentarios que son escritos desde el punto de vista más desfavorable a mi trabajo, se ha propuesto desconocer la profunda transformación que, como parte del gobierno de la Revolución Ciudadana, llevé adelante en cuatro años de trabajo en el campo educativo; tarea que ha sido ampliamente reconocida por la ciudadanía y la mayoría de los actores educativos. Mi actuación en este punto, y en todos los actos de mi servicio público, está ceñida a una ética de vida que se basa en el asumir con honestidad mis deberes de ciudadanía y desde este blog los defenderé con la única arma que tengo: la palabra.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Mito Nº 12: la tarjeta de afiliación

(Artículo publicado en El Telégrafo el 23 de Septiembre de 2011)


La semana anterior, alguien se acercó a increparme por defender la nueva Ley Antimonopolio. Me dijo que por culpa de la nueva ley (y de gente como yo), se eliminarían las tarjetas de afiliación y el cliente perdería el descuento.
Después se fue vociferando algo como: “Este gobierno autoritario quiere perjudicarnos hasta en las compras”.  
Esta persona tenía razón en algo. La ley propone la desaparición de la tarjeta de afiliación. El resto es desconocimiento (y leer los periódicos sin espíritu crítico). Cabe aclarar que somos el único país en la región (¿en el mundo?) donde se tiene que pagar por una tarjeta de afiliación. Puntos por originalidad. En algún momento se distorsionó la imagen de la membresía derivando en esta figura absolutamente clasista. Leer más...

viernes, 16 de septiembre de 2011

Por una verdadera competencia (II)

(Artículo publicado en El Telégrafo el 16 de Septiembre del 2011)


A estas alturas la desinformación hacia la Ley Antimonopolio va desde el cierre de industrias hasta la desaparición de las tarjetas de crédito. Una campaña inexplicablemente imprecisa en contra de la Ley Antimonopolio, que evidencia la falta de investigación del periodista económico y jurídico. Comentarios que parecen salir de la amargura, más que de una oportunidad real para el debate. Críticas que vienen de haber leído otras críticas, nunca el proyecto de ley.   
 
En un artículo de El Comercio, lleno de imprecisiones, “El poder de mercado”, Fabián Corral apunta que uno de los conceptos ausentes del proyecto de ley es la noción del bien jurídico protegido, en este caso la competencia. Leer más...

viernes, 9 de septiembre de 2011

Por una verdadera competencia (I)


Alguna vez Kofi Annan dijo que “debemos escoger entre un mercado conducido por cálculos de ganancia a corto plazo y uno que tenga un rostro humano”. El mercado nacional es, por decirlo de algún modo, despiadado.
Las conductas anticompetitivas y la agresividad de las políticas empresariales amedrentan cualquier intento de incentivo al pequeño y mediano empresario, intentos que no terminan de cuajar en un mercado inmisericorde. El afectado: el consumidor. Un consumidor que se ha vuelto indiferente por la impotencia de un sistema que, históricamente, ha buscado priorizar el interés empresarial (que no es malo) sobre el interés social (que es muy malo). Un consumidor apático por la incapacidad de elegir y beneficiarse de las “bondades” del libre mercado. Leer más...

viernes, 2 de septiembre de 2011

¿Nos acordaremos de Libia?

(Artículo publicado en El Telégrafo el 2 de Septiembre de 2011)


Una de las ventajas de la telemodernidad es esa facilidad con la que nos involucramos (y con la facilidad que nos desentendemos) del mundo. Al igual que con Egipto, todos nos hemos vuelto medio expertos en revoluciones digitales y nos hemos enamorado de la “primavera árabe”, comentamos asiduamente acerca de la intervención de la ONU y la OTAN, damos nuestras tres perlas acerca de Gadafi, los rebeldes, Sarkozy y ramadán karim. Al igual que con Egipto, ¿olvidaremos el tema calmada la polvareda? Leer más...