(Artículo publicado en El Telégrafo el 2 de Septiembre de 2011)
Una de las ventajas de la telemodernidad es esa facilidad con la que nos involucramos (y con la facilidad que nos desentendemos) del mundo. Al igual que con Egipto, todos nos hemos vuelto medio expertos en revoluciones digitales y nos hemos enamorado de la “primavera árabe”, comentamos asiduamente acerca de la intervención de la ONU y la OTAN, damos nuestras tres perlas acerca de Gadafi, los rebeldes, Sarkozy y ramadán karim. Al igual que con Egipto, ¿olvidaremos el tema calmada la polvareda? Leer más...
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