La UNE es uno de los pocos gremios que ha alcanzado su objetivo global: socializar la educación. Dada la mediocridad del sistema educativo público en el Ecuador, la UNE a socializado la mediocridad. Han usado como estandarte una política de desinterés y comodidad patrocinada por una serie de dirigentes que eventualmente terminan como militantes del MPD. La actual portavoz y presidenta de la UNE, Mery Zamora, es un claro ejemplo del afiliado medio: florido lenguaje acompañado de una carencia de argumentos y delirios de persecución. Porque las evaluaciones docentes han sido de tal forma descritas: de persecutorias. Evaluaciones que son procedimientos estandarizados y comunes en países tan disimiles como Cuba, Chile, Israel, Suiza, Estados Unidos, Argentina... En fin, cualquier país que se digne de tener una educación medianamente aceptable.
¿Habrá ulgún miedo en el magisterio por poner en evidencia la mediocridad de su trabajo? Puede ser. Pero es un miedo sin fundamentos. La mediocridad de su trabajo ya es vox populi. Los bachilleres ecuatorianos tienen conocimientos elementales, cuando los tienen. Las pruebas APRENDO fueron únicamente la certificación institucionalizada de un sistema que perdió el año. Las antiguas glorias, aquellos insignes colegios que alguna vez albergaron a grandes mentes, ahora son un recuerdo vago que ha dejado de impresionar. Era cuestión de tiempo para que los alumnos focalicen sus protestas contra los profesores.
Lo que comenzó como una política de Estado se ha convertido en un clamor general. Un país donde la educación pública es temida, donde los profesores están atrincherados en sus cargos protegidos por candados gremiales, donde el diálogo es el insulto, donde la ley es el mínimo esfuerzo, es un país que estará estancado en el oscurantismo intelectual y destinado al fracaso sistemático. La evaluación docente debe ser para un profesor un elemento que le ayude a corregir sus falencias y aprovechar sus virtudes; una herramienta que, además de incentivarlo, le permita actualizar sus conocimientos y mejorar como profesional. Un maestro que valore su trabajo debe sacar provecho de las evaluaciones, no esconderse bajo el velo de un gremio decadente.
Cuando la mentalidad sea progresista, cuando la indiferencia sea castigada, cuando la excelencia sea la más baja aspiración, cuando el trabajo propio sea valorado, entonces la educación será una educación de calidad; entonces tendremos país. Mientras el puesto de maestro sea trinchera y no satisfacción, mientras el profesionalismo esté estancado por ideologías muertas, mientras la amenaza de huelga sea la praxis institucional, seguiremos viviendo la misma mediocridad y la misma desigualdad social que tanto condenamos.
Tengo cero objeciones a lo expuesto. Creo que hubiera sido mejor afinar la argumentación en:
ResponderEliminar1) Datos o ejemplo sobre la carencia de argumentos (valga la redundancia) en Mery Zamora.
2)La generalización sobre la mediocridad del trabajo del magisterio.
Estoy completamente de acuerdo con las evaluaciones docentes, y aunque puede ser que no sean óptimas, ya es un primer paso. Aunque creo que hay muchas cosas que hay que tomar en cuenta:
- Creo que sería mucho mejor evaluar a los estudiantes, ya que puede haber un profesor de primero de básica que no se acuerde cómo funcionan las leyes de Newton, pero enseña a leer a todos sus alumnos.
- Aunque es evidente el mal estado de gran parte de la educación, lo mismo ha sucedido con el trato que se ha dado a los maestros. Hay un maestro (caso real) que durante diez años ha tenido que redondear un sueldo medianamente decente dando clases de primer curso en varios colegios, trabajando incluso en la noche, sin tiempo para instruirse ni estudiar nada, y de pronto le cae una evaluación que en un año le puede dejar sin trabajo.
En realidad creo que la intención de mejorar la educación por parte del Ministerio es buena, así como el que haya puesto este tema en el debate político, pero no sé qué tan bueno fue el proceso de conversación sobre el tema, cómo van a ser las pruebas, etc. Reprocho completamente la actitud sindical de un gremio politizado que quiere condenar a mi país al retraso eterno. Tengo miedo (hay que decirlo) a que lo que el gobierno ha dicho por medio de su ministro de educación sobre la expulsión (no sé qué término usar) de muchos maestros y la inclusión de nuevos docentes se dé, y se politice la educación hacia el mismo gobierno. Dicho más fácil, que entre puro profesor hincha de Alianza País. No creo que pase, pero la posibilidad y el temor están ahí.
Perdón por el desorden grosero en la exposición de ideas jaja.
Andrés Cárdenas M.
acmeditorial.blogspot.com
Ciertamente desgremiar por politizar sería un error. Las evaluaciones son un proceso, y como todo proceso es perfectible. Esperemos que esto sea una política de Estado y no un capricho del Ministro jaja. Siempre un gusto saber tu opinión querido Andrés.
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